: : Como si fuera lunes…

Debo reconocer que esta mañana me desperté con todas las ganas de escribir, pero algo pasó. Algo muy sutil. Imperceptible. Me senté en mi escritorio, solo frente al computador y empezaron a llegar los trabajos. Algo que se me estaba olvidando. En eso puse manos a la obra y rápidamente descubrí que la falta de acción y el fin de semana largo me estaban pasando la cuenta. No sabía cómo ni por dónde empezar. Estaba perdiendo la costumbre. Horror. Mi cerebro estaba enmohecido. Colapsado producto de la extensa inactividad productiva. Las ruedas en mi cerebro estaban oxidadas.

Fui al baño y me mojé la cara. Eso siempre ayuda. De vuelta a mi escritorio paré en el comedor y me serví un café americano. De vuelta frente a los monitores, comencé a reordenar mis ideas, mis conocimientos, mis trucos. Me organicé y partí. El primer intento salió mal. Volví a la carga y fallé nuevamente. La tercera es la vencida me dije, y no fue tal. Estaba perdido en las nubes. El extenso periodo de ocio me tenía tonto. Entonces recurrí al viejo truco. Pedí ayuda. Pregunté como que no quería la cosa. Me hice el lindo, el simpático. La idea era partir lo antes con el trabajito ese para poder desocuparme nuevamente a escribir estas líneas.

La ayuda llegó y resultó que había estado cerca en mis intentos. Había fallado por poco, sin embargo, había fallado. Seguí adelante como si nada. A poco andar ya había retomado el ritmo y la cosa marchaba bien. A medida que avanzaba veía como aumentaban las carpetas y seguían llegando correos electrónicos avisándome que había más trabajo. De súbito era nuevamente una maquina de producir. Una aplanadora sacando trabajo tras trabajo. Hasta que terminé con todo. La carpeta estaba vacía. Todo lo que tenía para hacer estaba terminado. Me dije entonces, es hora de escribir mi experiencia. De compartir mi nuevo descubrimiento con mi séquito de ávidos lectores. Pero no, era hora de almuerzo y en verdad estaba con hambre.

El ocio es cosa mala. No hace bien. Es terrible y despiadado. Hay quienes dicen que es la madre de todos los vicios. Por ahí leí que el ocio tiene distintas acepciones, muchas de ellas positivas. Simplonas. Flexibles. Por un lado lo explican como el cese de toda actividad dando paso al reposo. Lindo. Igualmente, se denomina ocio al tiempo libre con que contamos, y que destinamos a realizar aquellas actividades recreativas que nos brindan placer. Hasta ahí bien la cosa, pero no todo es algodón de dulce. El ocio deja huellas. Nos marca. Nos pone neuróticos. Nos aturde, nos perturba y nos desordena. Nos saca del carril de la productividad. Nos pone lentos. Torpes. Perezosos.

Mi vieja siempre decía que todas las cosas en exceso eran malas, por más que nos gustaran. Para variar tenía razón. No sé porque no le hice mas caso cuando la tuve cerca. Pero bien, así no más es. Acá hace tiempo que la cosa ha estado lenta, y eso nos tiene a todos histéricos. A unos más que a otros, por supuesto. No a todos nos afectan las cosas de la misma manera. Sin embargo, nadie puede negar que la cosa ha estado anémica, famélica, y descolorida por decir lo menos. La crisis económica ha golpeado a diestra y a siniestra. Aquí y allá. Por todos lados y a todos. No se ha salvado nadie.

Por lo menos hoy me tocó hacer algo. No me puedo quejar. No llueve pero gotea. Como les dije, me costó levantar velas, pero fue como andar en bicicleta, una vez que partí no hubo vuelta atrás. He de esperar que las cosas mejoren poco a poco. Es lo que todos queremos. No puedo negar que los nervios no se me han quitado. Las cuentas no paran de llegar y hay que ver como se hace para pagarlas. Creo que las primeras golondrinas están apareciendo. Si bien es cierto que una no hace verano, sé que detrás vienen las demás.

: : Eppur si muove

Por un lado se encontraba la Inquisición, opuesta a la libertad y a la conciencia. Por el otro lado la ciencia natural representada por Galileo. Como todos recordarán, Galileo Galilei fue un tremendo astrónomo, filósofo, matemático y físico, un visionario. Probablemente en la actualidad no podría encontrar un empleo más o menos decente por estar sobre calificado, pero ese no es el tema ahora. Galileo revolucionó las ciencias. Fue una eminencia del renacimiento. Un seguidor declarado y militante de la Teoría heliocéntrica de Copérnico. ¿Pero qué pasó? Como era de esperarse. La Iglesia lo llamó hereje. Don Galileo fue confinado en su residencia de Florencia, excomulgado. Por lo menos al final lo dejaron mudarse cerca del mar, donde finalmente murió. Tarde le llegó la exoneración (1992), pero por lo menos le llegó.

Eso sucedió hace un montón de años. Cuatro siglos. Mucha agua ha pasado por debajo del puente desde entonces. La iglesia ya no posee el mismo poder, sin embargo, aún no dan su brazo a torcer. No se resigna a no ser el imperio que fue. Quieren revivir la inquisición. Como en sus mejores tiempos. Nada como cazar brujas, que mejor ejercicio para mantener firme el espíritu.

En la actualidad, por aquí y por allá vemos a purpurados opinar sobre todo. Atacando con fiereza a cualquier persona que se arriesgue pensar distinto de ellos. Tratando de colocar a sus vasallos en altos cargos para asegurarse así su buena tajada del poder. Como siempre ha sido en todo caso, nada nuevo ahí. Pero que no se piense que lo mío es solo contra la iglesia católica, sino que en verdad contra todas las iglesias que tratan de controlar a las masas mediante el poder político. Eso se da con especial énfasis en este país.

Ahora le tocó el turno al único de la dinastía Kennedy aún en el Congreso, Patrick. El Obispo de Rhode Island se fue en su contra por apoyar públicamente el aborto. Lo llamó "un escándalo”. Creo que vivimos en un país “libre", y todos somos “libres” de opinar como queramos. Aquí como era de esperarse, el problema es claramente otro.

El doble estándar de algunas personas es lo que más preocupa y que no debería pasar inadvertido. Patrick es hijo del fallecido Ted Kennedy, quien era conocido por sus ideas liberales, entre las que se podían encontrar el apoyo a que las mujeres escogieran libremente sobre el tema del aborto. Cuando murió, una gran misa se ofició en su honor. ¿Por qué no dijo nada el Obispo en ese momento? Porque Teddy era Teddy, y Patrick no lo es.

Patrick mantiene ideas similares a las de su padre, sin embargo, el tema del aborto se está utilizando para esconder las pocas intenciones de que se apruebe una reforma en el sistema de salud. Dinero y religión una vez más de la mano, peleando por algo que no tiene nada que ver con el bien general. No hay intenciones verdaderas de mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población. No podemos olvidar que las iglesias sobreviven en gran parte gracias a la ayuda que reciben de parte del gobierno para que se encarguen de los más necesitados. Las cosas hay que decirlas por su nombre, y uno de los mejores negocios en este país sigue siendo levantar una iglesia. Si miramos con calma el asunto, veremos que al final todo no es más que un gran negociado.

NOTA: La leyenda cuenta que Galileo Galilei murmuró el Eppur si muove, que se traduce como "Y sin embargo se mueve", tras renegar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición. Desde un punto de vista simbólico, sintetiza la tozudez de la evidencia científica frente a la censura de la fe.

: : A ver si por el bolsillo entienden…

Los más románticos siempre hablan de un paseo en góndola en Venecia. Una maravilla. Caro, pero hermoso. Dicen que realmente vale la pena pagar por el privilegio. Sin duda una belleza. Pero la ciudad de los canales rodeada por las aguas del mar Adriático tiene serios problemas. Se está inundando. Las mareas altas entran como Pedro por su casa cubriéndolo todo. Terrible. En algunos años tendremos que sumergirnos para poder apreciar las bellezas arquitectónicas de la metrópoli aguada. Si lo vemos desde un punto de vista positivista, por lo menos no se les habrá acabado el negocio por completo. El problema en todo caso es que Venecia no es la única ciudad que enfrenta la posibilidad de ser tragada por las aguas, son muchas más y están por todos lados del planeta.

Un reciente informe entregado por World Wildlife Federation (WWF), dice que para el 2050, grandes ciudades portuarias verán complicadas sus situaciones debido a las subidas de las aguas producto del calentamiento global. Terrible pero cierto. Por supuesto que en general este tipo de noticias no espantan a las grandes corporaciones a quienes les da lo mismo, pero haber si esto les asusta, el problemilla en cuestión les podría terminar costando unos veintiocho trillones de dólares. Auch. Mucho, pero mucho dinero.

Las razones que algunas grandes potencias han manifestado para no suscribirse a tratados para controlar las emisiones de gases productores del calentamiento global han sido siempre económicas. Por eso, es que se están buscando maneras de hacer llegar los mensajes de manera que ellos los entiendan. Claramente lo que le pase a la población mundial no es de mayor preocupación para estas entidades, pero cuidado con tocarles el bolsillo.

En CNN pude leer esta mañana que si un huracán golpeara la ciudad portuaria de Nueva York, los costos para las aseguradoras podrían ascender a un trillón de dólares. Para la mitad del presente siglo, la misma situación podría costarles cinco veces más.

Todos sabemos que los gobiernos y las corporaciones mantienen sus propias agendas en las que las personas no tienen mayor importancia a menos que estemos consumiendo lo que sea que nos estén vendiendo. Somos números y nada más. A veces estamos graficados en verde, otras en rojo. Triste pero cierto. No somos más que eso. El dinero que se embuchan lo producimos nosotros. Fabricamos lo mismo que consumimos. Un círculo vicioso. Un cuento de nunca acabar. Si lo vemos desde ese prisma, deberíamos ser más importantes de lo que somos, ya que si no fuera por nosotros, ellos no serían nada. A ver si ahora que los estudios les tocan el bolsillo mostrándoles las pérdidas que podrían darse por culpa del calentamiento global, pueda ser que estas personas entiendan y hagan algo serio al respecto.

NOTA: Un trillón equivale siempre, en español (excepto a veces el de Puerto Rico y el de los EE. UU.), a 1018, esto es, un millón de billones. Sin embargo, no debe ser traducido al inglés por trillón (especialmente en EE. UU.), ya que allí este término se refiere a una cantidad distinta: 1012. En español nunca existe ambigüedad aunque con frecuencia se producen errores en traducciones poco cuidadosas de textos del inglés estadounidense. La traducción correcta al inglés estadounidense de trillón es quintillón. En sentido inverso, la traducción correcta del trillón estadounidense al español es billón, 1012.
Fuente: Wikipedia

: : Los huevitos del desayuno

A veces todo lo que se necesita son huevos. Al desayuno por supuesto, acompañado de café y tostadas. Delicioso. Sé que eso del colesterol es cosa seria y hay que cuidarse, pero unos buenos huevitos por la mañana son lo mejor. Revueltos, fritos o a la copa, una delicia. Que mejor. Todo bien con los huevitos entonces, además, por ahí dicen que lo más importante del día es el desayuno. El desayuno es la primera comida que se realiza en el día, siempre por la mañana. Es fundamental para que podamos funcionar bien. No podemos olvidar eso. Sin un buen refuerzo alimenticio mañanero salimos a la calle menoscabados. En clara desventaja.

Para tomar decisiones serias en la vida se necesita estar bien alimentado. Con la panza llena. Con un buen desayuno a cuestas. Los huevos son importantísimos. Son una fuente barata y rica de proteínas, y en casi todas sus preparaciones son muy digestivos. Pero no es todo, los huevitos también son ricos en vitaminas y minerales esenciales. Como ven, lo de los huevos no es broma.

Puede ser que ese sea el problema de muchas personas. Salen sin sus huevitos a la calle. Los del desayuno, no me mal interpreten. Por eso es que a la hora de las ideas no piensan con claridad. Aceptan lo que les dan en silencio, por más que saben que no es lo que quieren o merecen. No ponen atención. Tienen cerios problemas a la hora de tomar decisiones. Caminan para atrás y no para adelante. Pobres ellos. Sin sus huevitos al desayuno salen a la calle a que la vida les pase por encima.

Sin huevos no hay paraíso podríamos decir. Así es, ya que a veces sucede que por falta de un buen desayuno nos dejamos estar. Andamos como zombis por las calles sin hacer nada ante las injusticias que se cometen a nuestro alrededor, y que en la mayoría de los casos también nos afectan a nosotros. Todo lo que sucede nos afecta. No vivimos en burbujas que nos protejan. No somos inmunes a las bacterias ni a los impuestos, tampoco a los jefes abusadores o a los políticos corruptos. Vivimos en un mundo donde estamos expuestos a lo mismo. Lo que afecta a mi vecino me afectará tarde o temprano a mí. Es así la vida. Ya lo he mencionado antes, no es justa. Todo lo contrario. Por eso es que debemos salir a la calle con un buen desayuno encima, o con los huevos bien puestos para que nuestra voz suene más fuerte.

Protestar es necesario. A veces, guardar silencio es signo de complicidad. Cuando uno ve algo que anda mal no lo puede dejar pasar, ya que como bien sabemos, al final tarde o temprano, todo nos afecta a todos. Hay que reclamar ante aquellas cosas que nos molestan. Por ejemplo, lo malo del servicio de transporte público de la ciudad, especialmente después de todo el dinero que han colectado para las mejorías al sistema que nunca llegaron. Eso, ese es un buen ejemplo. Sin un buen desayuno no podríamos hacer frente a una protesta frente a la alcaldía de la ciudad exigiendo respuestas y soluciones. Ahora pueden entender de mejor manera lo que les decía.

Pero el buen desayuno no es sólo para mostrar el descontento o la oposición, pido que no se me mal entienda, ya que además es necesario para hacerle frente al día a día. Es algo primordial. No es fácil salir a la calle con las fuerzas a medio cargar. No es fácil ponerle el hombro al trabajo cuando las energías se nos han agotado. Ya saben entonces, no pueden salir sin su café, tostadas y huevos bien puestos ya que un buen desayuno es fundamental para salir adelante.

: : Las mariposas revueltas

Lo peor en tiempo de vacas flacas es esa sensación permanente de persecución. Ese dolor de estómago casi permanente que se viene encima cuando empiezan los recortes de personal. Mariposas revoloteando por dentro. ¿Seré yo el próximo Maestro? Quién sabe. Lo único seguro es que nadie tiene el puesto asegurado.

Es una pena que así sea. Una verdadera injusticia. En todo caso nadie ha dicho que la vida sea justa, ya que en verdad está lejos de serlo. Por el contrario. La vida es una madrastra cruel e incomprensiva. Indolente. Sicótica. Una vieja loca. Todo un personaje. Pero es lo que hay. No la podemos cambiar. Tenemos que acostumbrarnos a ella y seguir adelante.

A mí me gusta la vida. Soy un fanático de ella. No como para vivir la vida loca, ya esos tiempos pasaron. Pero sí para disfrutar los momentos que tengo. Así es, ya que la vida al final es un montón de momentos guardados en cajones y gavetas dentro de la memoria. Recuerdos. Eso es lo que nos queda. No tengo idea de lo que pueda haber al otro lado. Creo que hay más después de esta vida, no tengo idea de cómo será.

Lo de las vacas flacas me preocupa ya que se presta para abusos. En muchos sentidos es peor que lo de las vacas locas. En los tiempos malos no son pocos los que se aprovechan. Es el momento en que se hacen las grandes fortunas. Es una época beneficiosa para ciertas personas o grupos. No es por pensar mal, pero no puedo sacar de mi mente que estos apretones de cinturón son orquestados por esas mismas personas. Puede ser, porque no.

No hay mal que dure cien años decía mi madre, Que como sabrán era muy buena para eso de los refranes. Lo de las vacas flacas no puede ser eterno, ya por ahí deben venir las reses más rellenitas. Todas las cosas se dan en ciclos. Tienen un comienzo y un final. Se cierra un ciclo y partimos de inmediato con el otro. La mala suerte también debe ser cíclica. Así como vino debe irse por el mismo camino. Claro, ya que durante la época de las rumiantes esqueléticas todo parece salirnos mal. No es nuestra culpa, parece ser parte del ciclo. Van unidas. A la par.

Pero lo que es mala suerte para unos es buena suerte para otros, eso es innegable. Como lo del yin y del yang. Como lo del día y la noche. No puede existir uno sin el otro. Es como Batman y el Guasón. Mientras unos sufrimos el estrés propio del momento negativo, otros se abanican contentos por su buena fortuna. No les tiembla la mano a la hora de despedir a dos o a tres para repartir el trabajo entre los que quedan, a quienes de paso, les bajaron los sueldos. Así cualquiera hace dinero, a costa de la mala suerte de los otros. Pero así son los negocios. Como la vida. Crueles. A veces se gana y otras se pierde.

La sensación de persecución no se detiene con nada. Se acerca el viernes, el día de los despidos. En otros lados las vaquitas ya empiezan de a poco a engordar, por acá aún no pasa nada. ¿Qué les pasa a estas vacas raquíticas que no terminan de irse? Tal vez la desnutrición las tenga tontas. Se acerca otro tenso viernes. El trabajo nada que aumenta, la cosa esta lenta. Las mariposas en el estomago comienzan a revolotear con más fuerza a medida que pasan las horas y los días. Espero que esta vez el viernes llegue sin sorpresas desagradables y que a todos nos den una semana más de vida.

: : En vías de desarrollo

Como ya he escrito en otras ocasiones, disfruto mucho de mi viaje de todos los días, primero en bus y luego en el tren urbano. Encuentro que es un paseo encantador. Tiene algo de romántico y poético. Una belleza. Nunca es igual. Siempre tiene un dejo de aventura. Un lanzarse a lo desconocido. Nadie sabe lo que puede pasar.

Primero la espera. El paradero de buses. Siempre sucio, desordenado. Un espacio caótico que muestra el lado feo de la sociedad. Habiendo dos basureros, botan todo al piso. Terrible. Por más que sea algo cotidiano, no me puedo acostumbrar a eso. Encuentro que es de lo peor. En más de una ocasión me he preguntado cómo serán estas personas en sus hogares. Deben ser chiqueros. Porque no es cosa de una sola persona. Se nota que han sido varios los de la cochinada esta. Pero bien. Llega el bus. Puntual. Un poco antes de la hora. Se estaciona lejos. El chofer se baja y se va a comprar un café. Por lo que me ha comentado, su jornada comienza a las cinco de la mañana. De más que necesita un cafecito para recuperar las energías.

Llega la hora y abordamos. Generalmente no somos más de dos o tres. Subo. Saludo al conductor. Acto seguido, me dirijo a mi asiento. Mi pequeño palco al final del bus. Desde ahí domino toda la situación. De paso, desde mi época de escolar me he sentado siempre al final, donde se sientan los desordenados, no me gusta tener gente sentada detrás de mí. Me incomoda. Partimos. En la primera parada se sube una señora que siempre se viste de negro y que me saluda con una sonrisa que da susto. Se ve que le cuesta sonreír. Las sonrisas no son para todos pareciera ser. Detrás, sube un caballero afroamericano, que siempre lee los panfletos que le entregan los mormones. Además, es un estudioso de los juegos de azar, especialmente de la lotería. Saca cuentas, tiene un librito con estadísticas. El tipo es un duro de las apuestas. Se ve que nunca ha ganado nada. El otro que nunca falta en esa parada es un brasilero que siempre anda bien perfumado. Se peina con los pelos parados. Sus cabellos parecen siempre estar mojados. Me saluda y se sienta. Saca su agenda y su teléfono y se pone a llamar a medio mundo. El desfile de pasajeros no termina ahí. El tráfico es brutal. Algunos se duermen. Casi todos llegamos hasta la estación del tren.

En la estación es otra cosa. Mucha gente apareciendo por todos lados. Salen de los ascensores luego de haber dejado estacionados sus vehículos. Se bajan de los buses que no paran de llegar. Algunos corren, otros caminan. Hay tensión. Se puede sentir. Todos van apurados. Agitados. Todos queremos abordar el próximo tren. Nadie se quiere quedar abajo. Da rabia cuando uno llega al andén justo cuando se cierran las puertas. Esa espera es desagradable. Saber que por poco perdimos el tren y que ahora queda esperar. Así es, ya que el servicio de trenes es malo. El de los buses también. Cuando empecé a escribir dije que disfrutaba del paseo, en ningún momento dije que el servicio fuera bueno.

Al final, los buses y trenes de esta ciudad sólo son el reflejo de una realidad que por más que se quiera ocultar es. Esta urbe en la que vivimos aún se encuentra en vías de desarrollo. Está en pañales. Está al debe. Los encargados de su administración son malos. Su desempeño ha sido pobre. Los logros son exaltados al máximo porque en verdad son pocos. El recién electo alcalde ahora está lidiando con escándalos que lo tienen con las manos atadas. Está en pugna con el gobernador. El jefe de la policía tampoco está contento con él. Esta ciudad es un pueblito. Un barrio de los Estados Unidos. Por ahí alguien me dijo que es la ciudad más moderna de Cuba.

: : El amor al dinero

Desde que en mi oficina decidieron pagar los sueldos cada quince días, debo reconocer que las cosas no se pusieron para nada color de rosas para mí. Ya me había acostumbrado a recibir platita todos los viernes. Pero eso se acabó. A ordenarse se ha dicho. Lo primero fue tratar de organizar la fecha en que nos caen todas las cuentas encima cosa de no fallarle a ni uno de mis adorables y nunca bien ponderados acreedores. Después, estirar el dinero lo más posible para que no nos falte. No ha sido fácil, pero ciertamente tampoco imposible. Con un poco de buena voluntad todo se ha ido consiguiendo.

La importancia del dinero sobre nuestras vidas es increíble. Vivimos en una sociedad que lo idolatra, y no hay nada que tenga más fuerza que él. Nos hace y a la vez nos deshace. Es cosa seria. Nos aloca. Nos atonta. En general, nos supera. A todos por igual. No ha nacido la persona que pueda oponerse a los encantos de este bien que a la vez nos hace tanto mal. Es tanto su poder que por encima del bien general, China y Estados Unidos han decidido no suscribir el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que se firmaría en la próxima Cumbre de Copenhague. Horror. Una vez más hemos sido superados por el dinero, ya que la causa de que estas dos potencias no firmen se debe solamente a que afectaría a sus economías. Estos dos países son los mayores emisores de gases de efecto invernadero en el planeta y son justamente ellos quienes no muestran una voluntad política para revertir la situación. Una vergüenza.

Si no fuera por el dinero lo más probable es que otra cosa nos controlaría la vida. Los terrícolas somos dependientes por naturaleza. Este afán desmedido por hacer más dinero ha sido campo fértil para los charlatanes. Así es, es por eso que tantas iglesias que enseñan la doctrina de la prosperidad han crecido. Finalmente se dieron cuenta que lo que mueve a las personas no es el temor a Dios como nos habían enseñado, sino que es el amor al dinero. Así es. Muchos de estos particulares creyentes se han acercado a estas iglesias en busca de eso, mejores contactos y más dinero. Una sesión de networking dominical. Una belleza. Al final nos hacemos adictos a lo que sea.

Volviendo a mi tema, es cierto que China hoy se ha convertido en un país emisor de gases de efecto invernadero, pero Estados Unidos sigue siendo el que lleva la delantera a nivel Mundial. Ésta país no ha disminuido sus emisiones ni un poquito, lo que sucede es que China lo alcanzó, y lo hizo porque quiere desarrollarse, quiere sacar a su población de la pobreza. No hay nada de malo en eso, como verán estos dos países no están en el mismo saco, así como no todos los cristianos son unos hipócritas. Yo, al igual que miles o millones de personas también quisiera ganar más dinero del que gano, pero no tengo intenciones de vender mi alma por conseguir un poco más. No es mi estilo. Puede que aún sea un soñador, puede que eso nunca haya cambiado. Más canoso y con varios kilos de más pero sigo siendo el mismo. No traicionaría a nadie por unos pesos de más y sé que no soy el único que piensa de esta manera.

Ambos temas como habrán podido notar me duelen. Por un lado me siento defraudado de que éste país no se adhiera de manera real a acuerdos mundiales para aminorar el daño que le causamos al planeta, por otro lado lo de las iglesias también me duele. Ese es un lugar donde muchas personas necesitadas de alimento para sus espíritus vacíos van por ayuda y se encuentran con charlatanes que desde el púlpito les roban. Al final, la política y la religión van de la mano. La danza de millones se mantiene. Las cosas que las asemejan son más que aquellas que las separan. Cuando escriben en los billetes que en Dios confían, deberían explicar cuál es ese dios. La política y la religión son aliados, son las dos caras de la misma moneda.

: : Las cortinas de humo

Puede que saque roncha, de ser así que quede claro que esa era mi intención. No puedo callar ante ciertas cosas. Debo, sea como sea, dejar saber a todos que soy humano y que soy chileno. No lo puedo ocultar y de paso, no tengo porque hacerlo.

Sucede que por ahí, hay quienes no saben hacer otra cosa que recurrir a cortinas de humo para ocultar lo mal que hacen su trabajo. Si no es a base de escándalos o acusaciones nacionalistas y trasnochadas no saben cómo salirse de los entuertos en que su mediocridad los ha metido. Así sucede con algunos jefes de estados que lo han hecho mal. Son unos papanatas. Unos ladroncillos de capa corta. Triste, ya que la mayoría de su gente confió en ellos. Les creyeron sus embustes. Cayeron en sus redes.

Las cortinas de humo han sido usadas a diestra y a siniestra para ocultar lo que realmente está sucediendo desde siempre. Estos tinterillos las usan para que la gente se desentienda de problemas serios que les afectan directamente. Nada como recurrir a patriotismos añejos para que no se note lo malo. Es el caso de Alan García. Su país no está bien. Su gobierno es una vergüenza. El tipo es un desvergonzado mediocre. Sin embargo, fue elegido por el pueblo. Deben ser masoquistas. En todo caso en parte los entiendo, en esto de la política generalmente uno termina votando por el menos malo, no necesariamente por el mejor o el más idóneo para el puesto. Esas cosas suceden con más frecuencia de lo que uno pudiera pensar.

Otro que anda en los mismos malos pasos que su colega peruano es Hugo Chávez. Un ladroncillo mediocre y sobrepasado por sus complejos que ahora quiere alzar a su gente en contra de Colombia, sólo para que no se den cuenta de lo mal que lo está haciendo como presidente. Más cortinas de humo, eso es todo lo que saben hacer. Enturbiar las aguas para que nadie ponga atención a la situación real en la que están viviendo.

Estos “malandratarios” deberían tratar de hacer su trabajo y dejarse de andar calentando las cabezas de sus pueblos. De resolver los problemas de su gente. Encargarse de que las instituciones funcionen, de generar empleos dignos, de que la calidad de la educación sea alta y que llegue a todos. Trabajo tienen y de sobra, lo que pasa es que no lo quieren hacer. Sus mentes están puestas en como engrosar sus cuentas bancarias, en cómo asegurarse aún más el futuro y en dejar bien amarradas las puertas constitucionales para asegurarse a la hora de emprender el vuelo y de que nadie los pueda perseguir. Estas cortinas de humo sólo sirven para marear a la gente. Lo más triste de todo esto, es que no faltan los exaltados que le ponen atención a sus bravatas y que les creen sus cuentos.

: : Larga vida al viernes

Ya no soy el mismo de hace veinte años, eso me queda más que claro. ¿Por qué digo eso? Muy sencillo, sucede que el viernes salimos a casa de unos amigos y aún no me repongo. El sábado y el domingo se me fueron en banda. Durmiendo. Tratando de renovarme luego de tan grandiosa juerga. Lo pasamos más que bien, sin embargo mi cuerpo y mi mente no se han repuesto. Tengo los ojos abiertos, parezco despierto, pero no, en verdad estoy dormido. No estoy aquí. Estoy ausente. Aún no he llegado.

A veces uno amanece así, está pero no está. Para algunos esta ausencia es un estado permanente, en mi caso es producto de la fiesta del viernes. Según los antiguos romanos; viernes es el día de Venus. Diosa del amor. ¿Tiene sentido en el siglo XXI? Seguramente sí. Lo cierto es que este día suele ser más apetecible para quienes trabajamos en la semana. En estos momentos daría cualquier cosa por estar en cualquier parte menos aquí y lo peor es que generalmente cuando uno se siente así, el tiempo parece ponerse más lento. Lo hace de adrede. Es una manera cósmica de hacernos pagar por el tremendo relajo. Que no se nos olvide que no nos mandamos solos.

Como si fuera poco, afuera está nublado. Increíble. Uno nunca está conforme con nada. Si el día estuviera soleado, me quejaría por no poder estar en la playa, pero como está nublado me quejo igual. No sé de qué. Sólo sé que lo hago. Me quejo de todo, debe ser porque estoy trasnochado y aún no me he repuesto. Dos días durmiendo no fueron suficientes. Es sorprendente como una inocente noche de fiesta nos puede dejar las cosas patas para arriba. Al final, gústenos o no, todo es relativo. Dos días durmiendo pueden parecer una eternidad para algunos, para otros no. El vaso siempre esta o medio lleno o medio vacío. La apreciación dependerá de muchos factores. El color de las cosas siempre depende del color del cristal con que se miran. En sí, la falta de sueño no es un agravante al día nublado. No tiene la menor importancia. En general, debo reconocer que todo está bien. De a poco voy despertando.

Como decía el relativismo le da sabor a las cosas. De no ser relativas serían aburridas. Insípidas. Así es, ya que a diferencia del objetivismo que mantiene la idea de que la verdad es independiente de las personas o grupos, este otro considera que su apreciación depende o está en relación con el sujeto. El relativismo mantiene que existen muchas verdades acerca de las cosas. Puede ser, porque no, al final todo es relativo decía Einstein. Mi cansancio es relativo. Mi falta de sueño también, incluso para personas de mi edad. Posiblemente si estuviera en otro lugar no me sentiría así. El asunto puede ser que no estoy en el mejor estado físico para aguantar una noche de parranda como cuando tenía veinte. No faltará quien me diga que de qué me quejo. Lo comido, lo tomado y lo bailado no me lo quita nadie. Eso es verdad. Sabías palabras esas, sin embargo no creo haber bailado, al menos no lo recuerdo así, en todo caso si canté, guitarra en mano. Me creía todo un trovador.

Sé que por ahí hay quienes, en las más altas esferas, condenan el relativismo culpándolo de todos los males de la sociedad, sin embargo mientras aumento en años, más reconozco que los absolutos no le han hecho nada de bien a nuestra golpeada humanidad. Cada vez que alguien ha saltado a la palestra con una idea cerrada de que las cosas son como él dice, al final ha quedado una tremenda embarrada. Por siglos hay quienes han querido imponer sus ideas y al final sólo hemos visto guerras, dolor y destrucción. Como dije, cada vez que han tratado de imponer una manera única de pensar las cosas han terminado mal. Todo es relativo, esa es mi religión. Ahora quisiera poder estar durmiendo una siesta. Estar en cualquier parte menos aquí. Tengo apenas unos pocos días para reponerme antes de que llegue el próximo viernes a inaugurar oficialmente el fin de semana. En fin, para eso es que nos matamos trabajando; para poder parar un día a la semana y pasarlo bien. Por eso, larga vida al viernes.

: : El cotidiano asombro

Cada vez que digo que ya nada me sorprende, algo aparece publicado que me hace recapacitar. Aún me sorprendo. Pensé que se me había pasado, pero no. Siempre hay alguien que inspirado por la musa de las idioteces actúa sin medir las consecuencias de su acción. Ese es el caso de un señor de apellido Basso, que al ver que los minutos de su teléfono móvil se acababan y sumido en la desesperación de las necesidades sexuales sin atender, no encontró nada mejor que llamar al número de emergencia 911 para hacerle proposiciones deshonestas a la telefonista. Increíble. Le pidió que le invitara a su casa e hicieran cositas. A poco de cortar su cuarto llamado la policía le cayó encima. Lo arrestaron. No le perdonaron la broma. Para adentro con el don Juan de las emergencias.

Otro que siempre me sorprende con sus acciones es Hugo Chávez. Huguito es el bully del continente. Le busca camorra a medio mundo, opina en los asuntos de todos y vive como un magnate mientras que sus insulsos seguidores, vestidos todos de camisas rojas muy a la moda, bajan de peso gracias a que no hay que comer. ¿De dónde salen estos personajes me pregunto yo? Cómo es que nadie ha encontrado una explicación científica para estos casos, de no ser así que opine la santa iglesia, ya que el aprendiz de dictador podría ser considerado como algún tipo de anti-Cristo, de ahí su amor por el color rojo.

La capacidad de sorprendernos es algo bueno, que denota que no estamos dormidos, o sencillamente, que aún estamos vivos. Por supuesto que esta capacidad de asombro depende en gran parte del porcentaje de niño que todavía llevamos dentro. Debe ser por eso que en la Biblia nos hablan de ser como niños para entrar al cielo. De no ser así, no podríamos asombrarnos con las maravillas hechas por el creador. Lo que es yo, sigo maravillándome ante los amaneceres, los atardeceres, las noches de luna llena o una brisa fresca. No creo que tenga que ver precisamente con esa parte de mí que no quiere crecer, sino con el lado sensible del artista, porque a pesar de todo me sigo sintiendo un artista. Puede ser que no me haya tomado el tiempo necesario para desarrollar mi arte, sin embargo, sé que muy dentro de mí eso no ha muerto.

Pero así como me sorprendo con las idioteces de otros, también lo hago del alcance de mis palabras o de mis acciones. Eso del efecto mariposa es sin duda una tremenda verdad. Para quienes no la conocen, les puedo decir que este efecto se da dentro del marco de la teoría del caos. Dadas ciertas condiciones en un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas completamente diferentes. Eso pasa con las palabras, son poderosas. Me costó aprenderlo pero lo hice. Ahora trato de medirlas un poco.

Generalmente vamos por la vida sin recapacitar en este tipo de cosas. Lo digo por experiencia propia. Las idioteces de los demás no son distintas a las de uno mismo. Todos hacemos cosas sorprendentes para bien o para mal. De tanto mirar la paja en el ojo ajeno no me daba cuenta de que en muchos casos yo estaba peor. Es triste pero cierto. Vamos por la vida cerrando puertas a nuestras espaldas sin pensar en el caos que dejamos del otro lado. A veces aprendemos, en otras simplemente seguimos sin darnos cuenta de lo que pasó. Los efectos de nuestras acciones puede que se demoren en aparecer, pero al final siempre aparecen. Mi vieja decía que como pecas pagas. Tenía toda la razón.



NOTA APARTE: Hoy es viernes 13. Según cuenta la historia, un viernes 13 de octubre de 1307, bajo las órdenes del Rey Felipe IV de Francia, un grupo de Caballeros Templarios fue capturado y llevado a la Santa Inquisición para ser juzgado y condenado por diversos crímenes en contra de la cristiandad, de ahí que se diga que el viernes 13 es de mala suerte. Tan fuerte ha sido la sugestión que llegó hasta crear su propia fobia llamada collafobia, fobia al número 13. Tengan todos un buen día.

: : La bendita cafetera

Como posiblemente cualquier otra oficina de la ciudad, la parte más importante de equipo es la máquina para preparar coladitas de café. No sé qué haríamos sin ella. Dentro del orden de importancia este pedazo de equipo debe estar primero en la lista, seguida probablemente por computadores, copiadoras y demases. Desde ayer está descompuesta. No funciona. Dejó de existir. Horror. La falta de cafeína se nota en el ambiente. Los que no están dormidos, caminan como locos por los pasillos extrañamente estresados.

Así son las oficinas modernas. Dependientes. Adictas a la tecnología. Yonquis. Todos lo somos en verdad. Supongo que por una parte no tiene nada de malo. La tecnología le ha dado una mano al hombre alivianando en parte el trabajo. Sin embargo, a pesar de que ahora parecieran las cosas ser más fáciles de hacer, seguimos sin tiempo. Atrasados. Con el trabajo pisándonos las colas. Ahora producimos más, queda por verse si la calidad será mejor.

Somos exigentes con todo y con todos menos con nosotros mismos. Poco tiempo nos queda para lo personal. Así es. No hablo solamente del tiempo en que vamos a socializar al gimnasio, sino del tiempo verdadero que pasamos en la introspección. Por eso disfruto mucho de mi viaje en bus y en tren de la casa al trabajo y viceversa. No me molesta. Es entretenido. Un paseo.

Esta mañana no fue distinta a otras, sin embargo el viaje fue muy agradable. Lo pasé leyendo un libro que mi esposa me trajo de la biblioteca. Muy interesante su elección. Se ve que me conoce mejor que yo. En verdad, a medida que pasa el tiempo he descubierto que no me conozco como creía conocerme. Puede ser que este descubrimiento personal va de la mano con lo vivido. Por supuesto que uno cambia. No somos piedras, aunque simbólicamente lo seamos. Vivimos en un mundo en constante evolución. Cambiamos. Por eso es que es bueno parar y mirar hacia dentro. Ya que de un día para otro dejamos de ser los mismos. Quién sabe si nos guste lo que encontremos.

Simbólicamente si somos piedras que deben ser talladas para lograr la perfección que se espera de nosotros, emocionalmente no. Es importante que no se nos olvide sentir. Tampoco debemos dejar relegada a los tiempos de la infancia esa maravillosa capacidad de asombro que nos permite seguir descubriendo. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver, o el que cree que ya lo ha visto todo. Con los ojos abiertos se ve mejor. Con los ojos cerrados podemos ver aquellas cosas que se nos escapan. Como decía el Principito, lo esencial es invisible a los ojos.

La máquina de café nos ha fallado a todos. La parte positiva es que hemos tenido que bajar a comprar café al negocio de Emily. En verdad, el que bajó fue el jefe. Nos trajo café a todos. Podríamos decir que hizo su buena acción del día. Nos demostró su aprecio de una manera sencilla. No hay nada como sentirse valorado. Los pequeños gestos son los que hablan más que mil palabras. Ahora, más despiertos y con el nivel de cafeína compensado podemos volver a concentrarnos en youtube.

: : Existo, luego pienso

Parece que la anhelada reactivación está llegando. Como una brisa fresca vuelven a aparecer los clientes que se encontraban agazapados dentro de sus caparazones como los caracoles. Algunos no sobrevivieron. Ha sido larga la espera. Pero los que lograron capear el vendaval ya empiezan a dar señales de vida. Tímidas. Pero algo es algo. El intercambio comercial de bienes y servicios comienza nuevamente a florecer. Esperemos que la buena racha se mantenga por algún tiempo y que nos salpique a todos.

Esta semana ha sido especial en muchas y variadas maneras. Por ejemplo hoy es once del once. Una amiga dijo que a las once hay que pararse y reflexionar. Mística ella. La verdad es que no se pierde nada. He aprendido que lo que no mata engorda y quién sabe si resulta. Vivimos en un mundo que es energía pura. Porqué no pensar que esta energía tenga momentos especiales de mayor concentración. Todas las creencias se basan en algo, vienen de alguna parte. Lo importante es creer, tener fe. Una vida sin creencias debe ser aburrida, o tal vez no, no debemos olvidar que ahora tenemos el Wii.

Con más frecuencia de lo que uno podría pensar saltamos a emitir juicios. Todos los que no piensan como uno están equivocados y viceversa. Una maravilla. Quién sabe, en una de esas estamos todos equivocados y a la vez en lo correcto. Nadie tiene la razón, y todos estamos bien. Cada verdad es absoluta y poderosa en sí misma. Todo depende del cristal con que se mira dirán por ahí. Eso de los refranes populares es un encanto. Para todo hay uno.

Los druidas, los incas, los mayas, los aztecas, los esquimales, los navajo, los seminoles, los mapuches, todos ellos tenían algo en común. Su amor por la naturaleza. La madre tierra. Tenían muchos dioses, pero los respetaban a todos. Como buenos humanos que eran se les pasaba la mano en algunos de sus cultos, a veces eran medio sanguinarios, pero en general tenían una idea clara de a quien había que servir. A la tierra. En la actualidad perdimos ese respeto. Nos pusimos súper inteligentes, híper creativos y al final dejamos la grande. Se nos pasó la mano.

Ahora resulta que el 2012 se acaba todo. Nos guste o no nos guste la cosa se terminará. Me van a tener que disculpar pero este cuento no me lo creo. Hoy vi a un periodista haciendo un reportaje sobre la creencia del fin del mundo, muy malo debo reconocer. Entrevistando a los eruditos en la materia de las creencias. Religiosos y paganos, todos dándole rienda suelta a sus negocios e invitando a todos a reaccionar. Cuatrocientos años después de haber encerrado a Galileo por impugnar que la Tierra era el centro del universo, El Vaticano ha llamado a un grupo de expertos para estudiar la posibilidad de vida extraterrestre y sus implicaciones para la Iglesia Católica. Buenísimo. No se cansan. La verdad es que no creo en ninguna de estas instituciones. Sin embargo sí creo que hoy a las once puede suceder algo especial. Creo que parar la máquina y repasar nuestras vidas es algo positivo. Pienso que cuando uno entra en un estado reflexivo suceden cosas buenas.

¿Qué fue de eso que decía pienso y luego existo? Parece que se nos olvidó. Uno de los peores problemas que tenemos como especie es precisamente esa falta de reflexión. La automatización a la que hemos sido expuestos es increíble. Ya no nos damos cuenta. No la reconocemos. Estamos tan inmersos en ella que hasta la encontramos normal. Pero no, no es normal. Tampoco es sana y mucho menos algo que valga la pena continuar. Creo que es tiempo de parar la maquina y mirar alrededor. Ver si en verdad estamos conformes con lo que estamos construyendo y el ejemplo que le estamos dando a esas vidas que hemos traído al mundo.

Por favor, no vayan a pensar que en mi casa no tenemos computadora o microondas. No es ese el punto. Creo que la tecnología nos ha dado mucho, sin embargo no creo que ella sea todo. Vivir en pos de tener mas no es lo mejor, es triste. Es egoísta. Hay cosas que son más importantes que todo lo material que podamos acumular. Hay momentos que son más preciosos en silencio. Los artefactos están ahí para hacer que nuestras vidas sean más fáciles, no para que hagamos nuestras vidas alrededor de ellos. A las once del día once del mes once pararé la máquina. Me volveré místico. Prenderé una vela y pensaré que cosas podría mejorar en mi vida. Quién sabe, en una de esas en el silencio de la meditación se me ocurre algo.

: : De aguas, muros y divorcios

De puritano tengo muy poco, y de santo menos. No soy quien para comentar respecto de lo que sucede detrás de las cuatro paredes del hogar de nadie. No puedo hacerlo, ya que no me gustaría tampoco que nadie opinara de lo que sucede dentro de las mías. Creo que el divorcio es algo terrible, pero a veces es lejos la mejor opción. Puede que a no todo el mundo le parezca acertado mi comentario, pero quienes han pasado por el dolor de la separación saben que hay vida después del matrimonio.

En París se abrió una feria del divorcio a la que asistieron miles de personas. En Francia, al igual que en un montón de partes, la mitad de los matrimonios terminan en separación. Durante los dos días que duró el evento, los asistentes pudieron disfrutar de charlas de todo tipo. Por supuesto que siempre habrá alguien queriendo vender algo. Nunca se me hubiera ocurrido que un tema como el divorcio diera para sacar dinero sin ser abogado.

La organizadora de este magno evento dijo que su inspiración salió del segundo divorcio de Sarkozy. El asunto perdió su estigma y las sociedades lo toman como algo común. Tiene sentido, por cada yin hay un yang y por cada día su noche. Si se celebran ferias para las bodas, es natural que haya una para los divorcios. Suena bien. Es parte de la dualidad en la que nos ha tocado vivir. A estas alturas ya deberíamos estar más que acostumbrados.

Todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Nadie es perfecto. Somos humanos. No tengo nada en contra de la institución del matrimonio, pero por más que me quieran convencer que es algo instituido por Dios, no lo puedo creer. Me suena más a algo creado por los hombres. Así es. Hasta hace algunas décadas, no eran pocas las familias que se mantenían unidas por el qué dirán. Por temor al castigo de las miradas de los vecinos. El divorcio era un problema serio. Escondido pero real. ¿Qué pasó al final? Generaciones y generaciones de niños con serios problemas sicológicos. La rigurosidad, en muchos casos religiosa, acabaron por producir generaciones llenas de problemas. Disfuncionales. Temerosos de todo y de todos. Mentirosos. Así es, por que al final sólo repetían las conductas que veían en sus hogares. Con padres que no se soportaban, que se engañaban, que se maltrataban.

Ahora finalmente las cosas salen a la luz. Como sociedad hemos aprendido a aceptar la realidad tal y como es, imperfecta. Donde las separaciones son normales. Son naturales. Son humanas. No podemos seguir adelante sin mirar atrás. Sin demostrar que hemos asimilado nuestros errores. Comprender que la rigidez de ciertas apreciaciones no es correcta. Que hay matices. Al insistir en forzar las cosas no se consigue nada. Al final la fuerza del cauce de un río termina por imponerse. Por más que se construyan paredes más altas para contener las aguas, estas finalmente se revelan. Es la ley de la vida. Hay ciertas fuerzas que son indomables.

Veinte años se han cumplido desde la caída del Muro de Berlín. Recuerdo aquel día como si fuese ayer. Estaba sentado en el living de la casa que compartía con mi hermano. Fumando. Incrédulo. Me hubiese gustado estar allí. Ser parte de la historia. En parte lo estaba siendo. La televisión tiene sus defectos, pero debo aceptar que también tiene sus aciertos lo mismo que el internet. Me hubiera gustado estar en París para asistir a esa feria. No por que piense en divorciarme, ya que en mi segundo matrimonio creo que finalmente estoy haciendo las cosas un poco mejor, sino que porque es algo histórico a su manera. Es el primero, pero no será el último. Pienso que al final, el sentido común siempre termina por imponerse. Mi madre siempre decía que lo último que se pierde es la esperanza.

: : El circo pobre

Quienes me conocen saben que la derecha sólo la uso para escribir. Para el fútbol tengo dos piernas izquierdas y mi revés es claramente mejor que mi derecho. Lo digo porque no quiero ser mal interpretado. Sucede que si bien mi manera de ver la vida comulga más con ese lado, no puedo no hablar de Chávez o de su amigo Zelaya. Son unos tremendos payasos. Nuevamente, para quienes me conocen sabrán que los payasos no son de mi agrado. Puede ser algún tipo de trauma de infancia. Qué se yo. Pero en verdad los payasos y las gitanas me ponen mal.

En más de una ocasión me he topado con la pregunta de qué opino de esos personajes. Mis amigos que no piensan como yo no pueden ocultar un dejo de malicia en sus palabras. Pillines ellos. Pero ya lo dije, encuentro que son unos papanatas. Evo no lo hace nada de mal, y que hablar de Correa o de Daniel Ortega. Creo que en general todos ellos lo han hecho mal. Querer mantener vivo un muerto que ya apesta es demasiada falta de criterio.

Lo que más me llama la atención es que todos estos personajes han sido elegidos democráticamente. Por el voto del pueblo. En las urnas. Horror. Que está pensando esta gente. Creo que lo que sucede es que por más que no lo queramos reconocer, los de abajo se cansan de estar siempre ahí. Pero que quieren que les diga, resucitando formulas fracasadas de gobierno no se mejora el naipe para nadie. Los capitales siempre se terminan fugando, para eso tienen plata. No sé si se escaparán en primera clase, pero la cosa es que se van, y sin dinero es imposible gobernar. Es cosa de mirar un hogar común y corriente, los peores problemas de las parejas se dan por la falta de dinero. Vienen las recriminaciones, los te lo dije, las sacadas en cara. Eso y las infidelidades destruyen el hogar. Bueno, a la lista podríamos sumarle un montón de otras cosas, pero esto no es una terapia de matrimonios. Estoy hablando del circo que tenemos en Latinoamérica.

Chávez ha hecho y ha deshecho gracias al petróleo de los venezolanos. De no tenerlo, nadie le hubiera parado bola a sus consignas populacheras y, porque no decirlo, enfermas. Se puso a despilfarrar y a quitarle las empresas a medio mundo y ahora anda mandando a que se duchen cortito. Súper bien. Hambrientos y hediondos, eso es lo que faltaba. Porque a las duchas cortas tenemos que sumar que no quiere que se usen los aires acondicionados. Eso no ayuda. Mientras tanto él se gasta la plata del pueblo en leseras. Pedazo de pastel que salió este dictador. Porque, por mucho que haya sido elegido democráticamente, no es más que una mala copia de Fidel.

Pero en verdad el que tiene mi atención en estos momentos es Zelaya. Una vez más, gústenos o no, fue elegido por el pueblo. Micheletti tuvo su momento y no lo supo aprovechar. Lo dejó ir y el asunto se le escapó de las manos. Ahora Honduras es un caos, tal y como les gusta a los payasos populacheros. En el desorden ellos no se ven tan mal. Zelaya la ha sabido hacer. No falta quienes culpan de todo a la OEA, pero el asunto es otro. Manuel Zelaya fue elegido democráticamente. Por ende, su gobierno ha sido legitimado por todos los organismos internacionales existentes. Si el gordito Micheletti tuvo un caso, lo perdió. Mal por él. Mal porque se sigue viendo que en Latinoamérica hay muchas heridas sin cerrar. Muchas terapias que no se han realizado. El vaso esta trizado y nadie tiene la menor idea de cómo parcharlo. Por eso es que estos personajes aparecen. De existir siempre lo han hecho, pero si no hubiese caldo de cultivo para que sus palabras calaran hondo no pasaría nada. Serían inofensivos.

La noticia del día es que Zelaya declaró ayer "fracasado" el pacto que alcanzó con Micheletti hace una semana después de que éste anunciara la conformación de un autodenominado Gabinete de unidad bajo su dirección. Por lo menos es consecuente con sus payasadas. No se cansa. Lo bueno es que por otro lado, la Organización de Estados Americanos dijo muy claramente que respetarían lo que los hondureños escriban y lo que los hondureños decidan, le guste o no a Zelaya.

Estos locos con poder sólo hacen que las cosas empeoren. Que el continente entero se vea mal. No nos respeta nadie. Excepto por contadas excepciones, Latinoamérica sigue dando pena. Temas como la educación, la salud y la pobreza siguen siendo asuntos sin resolver. Incluso en países que están mejor parados en el área, los temas sociales siguen causando problemas. Hay ciclos que no se han cerrado por décadas. Para la visión del mundo Latinoamérica es un circo pobre donde los leones son gatos con peluca, y los payasos que mandan son bribones resentidos de poco seso. Así es, ya que al margen de las excepciones, a todos los del continente los siguen metiendo en un mismo saco.

: : Las estatuas silenciosas

El millonario ex vicepresidente y premio Nobel Al Gore acaba de sacar un libro sobre el tema del medio ambiente. Los libros ayudan siempre y cuando después de ser leídos motiven a la acción. Esperemos que así sea. Creo que su documental “An Inconvenient Truth” fue buenísimo en muchos aspectos, pero no se en verdad si hubo un cambio real a mi alrededor. El libro, "Our Choice: A Plan to Solve the Climate Crisis", plantea entre otras cosas las ventajas y desventajas de desarrollar fuentes diferentes de energía, como la solar, la eólica, la geotermal, la de bíomasa y la nuclear.

La crisis medioambiental que sufre nuestro planeta es una realidad, por más que algunos sectores no lo quieran reconocer. No es mito y es serio. Un problema de proporciones es el que nos pusimos sobre los hombros. En pocas palabras, actuamos mal y ahora lo estamos pagando. Se nos pasó la mano. Nos descuidamos de sobremanera. Como especie hemos sido soberbios. Arrogantes. Unos malos hijos de nuestra madre tierra.

En mi casa reciclamos. Mi esposa es una fiera a la hora de reciclar. No lo hacemos todo lo que quisiéramos, pero tratamos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance. Es triste que dentro de las políticas de los gobiernos, de los estados, de los municipios no se dé mayor relevancia al asunto medioambiental. En general sólo se quedan en palabras bonitas y buenas intenciones. Pero si las personas no hacemos algo en nuestros círculos cercanos estamos perdidos. No podemos esperar que los demás hagan todo el trabajo mientras nosotros estamos sentados mirando cómo se mueven las nubes en el cielo. Esta mañana cuando venía hacia la oficina, vi como una señora botaba por la ventana de su auto una bolsa de papel y un vaso de café. La miré feo, pero la mujer no se dio ni por aludida. Lo triste es que sentada a su lado iba una jovencita, y en el asiento de atrás otro menor. Espero que ellos no aprendan de su ejemplo.

Es complicado el asunto, ya que en general hay poca conciencia ecológica. Muchas personas no se enteran de lo que pasa. Dejaron de prestar atención hace tiempo, si es que alguna vez lo hicieron. Una pena. No hay dinero para salvar el planeta ya que la idea es hacer dinero como sea, mejor dicho, salvar al planeta no genera plata. Da lo mismo si la tierra se nos acaba, ya que con el dinero que juntaron se deben haber construido hermosos bunkers con vista a quien sabe dónde. No importa que la vida en el planeta se esté extinguiendo, lo importante son los millones.

El amor por el dinero es un gran problema. Enceguece a las personas. Las enloquece. A mí me gusta el dinero, pero debo reconocer que por un dólar más no estoy interesado en vender mi alma al diablo, o a ninguna corporación en su defecto. Creo en la integridad. Creo que aún hay cosas que son más importantes que el dinero como lo son la familia, la salud y la educación. Creo que la mayor inversión debe estar ahí. Educar a nuestros hijos para que sean consientes de su entorno, lo respeten y lo cuiden. Enseñarles que aún hay cosas buenas por las que vale la pena luchar y que no todo está perdido. Puede ser que sea un ingenuo o un soñador, pero es así como fui educado.

Me duele ver la apatía de la juventud. El desinterés en lo que sucede a su alrededor. Se han ido consumiendo. Ya no hablan ni entre ellos, se envían mensajes de texto. Me acuerdo cuando a mediados de los ochenta pasábamos horas conversando con mis amigos tratando de cambiar el mundo. Había ideales, algo que en la actualidad parecieran no tener estos muchachos. No creen en nada ni en nadie. Son violentos. Desmedidos. Egoístas. Encerrados en sus mundos interiores buscando evitar los contactos con el mundo exterior. Pero no es su culpa. La culpa es de nosotros los padres. Hemos elegido dejar que otros los eduquen mientras perseguimos más dinero. Un mejor auto, un mejor teléfono y por supuesto, una mejor posición. Las clases de yoga y el gimnasio. La iglesia. Teniendo todo eso nos damos por satisfechos. Si los niños son estatuas silenciosas dentro de la casa, es que lo hemos hecho bien.

La forma en que se mide el éxito de las personas es relativa. Posiblemente vivimos en mundo en que las prioridades se fueron cambiando. Se desordenaron. Se corrompieron. Se trastocaron. Pienso que ahora la idea es ver como arreglamos el entuerto en el planeta. Lo del medio ambiente es solo un efecto de problemas mayores que se esconden en nuestros vecindarios. Estamos adormecidos frente a los televisores o las pequeñas pantallas de nuestros teléfonos.

: : Cada libro tiene su lector

Resulta que Obama tiene un medio hermano que se las da de escritor. Excelente me parece. Bien por él. Escribir es un buen pasatiempo. En mi caso es algo así como un exorcismo diario. Hay mucho que sacar y que mejor que escribiendo. La cosa es que Mark, el hermano del presidente, saco de su manga una novela, como dice él, semi autobiográfica. Algo así como mitad y mitad. Un poquitín de aquí y un poquitín de allá. Por lo menos es honesto. Siempre que leo una biografía quedo con la sensación de que no todo es cierto. Por lo menos el hermano lo dice de frente.

Escribir parece ser un buen negocio. Contar cuentos es un arte ancestral. Aunque parezca increíble, los libros, bueno y malos, siempre encuentran a alguien que los lea. Una maravilla. Por ahí dirán que hay mercado para todo. El papel aguanta mucho.

Supongo que si alguien viniera con una buena oferta yo también publicaría mis memorias. Por un buen precio contaría secretos e infidencias. Me ganaría unas cuantas demandas y después saldría a promocionar mi librejo. Mientras más escándalo mejor, publicidad gratis dicen las malas lenguas. El fin justifica los medios. Vender. Para eso se publican los libros. Para ser vendidos. Volviendo a mis memorias creo que serían entretenidas. No sé si polémicas, pero a mi parecer simpáticas. De todo un poco. No sé si se necesitaría exageración, ya que por un tiempo mi vida fue bastante exagerada. Libertina y desordenada.

Pero esos tiempos pasaron. Quedaron en el recuerdo. Alguna vez y tras varias copas algunos amigos me dijeron que las escribiera. Por supuesto que no me ofrecieron dinero, así que no les hice caso y seguí con mi vida y mis memorias en un cajón.

El cuento del platanal siempre deja a todos impactados por mi osadía. El viaje en moto que hicimos con mi hermano también es interesante. Tengo varias aventuras viajeras que serían una delicia. Hubo una época en que me creía todo un James Bond. Con menos glamour pero con mucha muela como dicen por ahí. No puedo dejar fuera de mi libro los cuentos de Johnny Manzano y su señora Nicole. Una maravilla. Lamentablemente la CIA nunca me contrató como informante, eso hubiese sido un buen gancho. Nada como sacar a la luz secretos sin importancia. Pero no seguiré, ya que nadie me ha hecho una buena oferta. Por ahora mis cuentos seguirán siendo míos y de unos pocos afortunados que me han pillado volando bajo.

Me pregunto si de no ser el hermano del presidente de los Estados Unidos habrían publicado el libro de Mark. Mi hermano no puede ser presidente, ya que no nació aquí. Yo tampoco. Así que por ese lado como que no hay caso. Tendré que seguir esperando mi momento. Ya llegará. A todos nos llega eso que llaman los quince minutos de fama. Es cosa de armarse de paciencia y esperar. Ya llegará.

: : El libro de los deportes

Como en alguna ocasión mencioné, soy un aficionado a los deportes. Me gustan mucho el fútbol y el tenis, posiblemente sean mis favoritos. De estos dos deportes soy un seguidor empedernido, más que de otros debo reconocer. Por eso es que al igual que a millones de personas, el nombre de André Agassi, el chico de Las Vegas, no me es indiferente. Que si tomó pastillas en el noventa y siete, no es mi problema. El muchacho estaba asustado a las puertas del altar, eso es más que comprensible. La mayoria hemos pasado por eso. Es natural. Que si el susto le duró un año, eso es otro asunto, posiblemente las pastillitas no fueron suficientes. Terrible deslealtad a sus seguidores la del Kid. Horror. Al final Agassi es humano, y se equivocó. Se cayó del pedestal. Pero todos nos equivocamos una que otra vez. Nadie es perfecto. No deberíamos olvidar eso.

Claro que el asunto no es algo accidental, ya que André está en plena promoción de su libro. No es casualidad que justo ahora lo reconociera. Al parecer todo es un truco de marketing y nada más. Por supuesto que no faltan los desmedidos que saltan en pos de su cabeza. Quieren ver sangre, no entienden que el Punisher sólo quería asegurarse de que su libro se vendiera como pan caliente. No es el primero en emplear ese tipo de sutilezas para promocionar su obra magna llena de delicias para los curiosos y los morbosos y porque no, los amantes del deporte blanco. Creo que en el mundo en que vivimos, no nos deberían sorprender este tipo de acciones. Más pecan quienes se hacen los sorprendidos que el escritor fantasma que publicó sus entrevistas al deportista.

Creo que más impresionante que la confesión de André fue la acción que Emanuel Ginóbili realizó atrapando un murciélago en pleno juego de su equipo los Spurs, a estadio lleno y en medio de la trasmisión televisiva. Genial lo de Manu. Lo tuvieron que vacunar contra la rabia, pero eso no es nada ante su valerosa y gallarda demostración. Dicen que Ozzy una vez agarró uno por error, pero lo de Ginóbili fue brillante. No premeditado. Magistral. Bien por él. Es un héroe. La NBA lo debería premiar.

Los deportistas hacen de todo para mantenerse competitivos, eso no se puede negar. El estrés al que son sometidos es altísimo, sin embargo, no puedo dejar de pensar que los salarios que disfrutan algunos de ellos son desmedidos. Me refiero a algunos futbolistas, beisbolistas o ciertos basquetbolistas. No todos. Los mejores. Las fortunas que amasan son impresionantes. Por eso es que muchos niños sueñan con alcanzar fama y fortuna en las canchas y no en las aulas. Por eso es que no quieren ser los estudiosos ni parecerse a ellos. Le escapan al conocimiento, total, cuando sean ricos contratarán a uno de esos estudiosos para que escriba sus memorias y las firme con su nombre.

Creo que los deportes son saludables y entretenidos. Hacen bien y son necesarios. Pero el mensaje que reciben los menores parece no ser el mejor. Creo que gracias a la televisión y el uso excesivo de las imágenes de estos atletas por parte de las marcas que están detrás de todo ese mundo sólo se ha logrado alejar a los menores de los libros. Algo que hace tiempo que le está pasando la cuenta a este país. Por eso es que, muy a pesar de que las políticas anti inmigración han ido en aumento, este país debe recurrir hacia el exterior por profesionales, ya que acá no los están produciendo. Es triste pero cierto.

De vez en cuando salen grandes deportistas como los Federer, los Bolt o los Phelps, pero el problema es que son humanos. No deberían ser endiosados ya que si no se han caído, se van a caer. Es la ley de la vida. A todos nos pasa y si no nos enteramos por algún paparazi afortunado, lo haremos a través de sus memorias. Así no mas es, ya que las figuras públicas no se pueden guardar nada. Además, al final del cuento, todo se hace por un poco más de dinero.

: : Con los muertos de fiesta

La fascinación que tenemos por los muertos es cosa seria. Tanto es así que en los calendarios marcamos un día para ellos. Para visitarlos. Para dejarles saber que no los hemos olvidado. En el sur de México, existe un macabro ritual practicado por los descendientes mayas en que desentierran a sus seres queridos, limpian sus huesos y los miman con sus ofrendas. El origen de la tradición es incierto pero se mantiene. Bien por ellos. No sé si podría hacer lo mismo, pero no soy quien para juzgarlos. La convivencia de los vivos debería ser así de respetuosa. Veneramos a los que se han ido y a veces no somos capaces de decir lo que sentimos a los vivos que están a nuestro lado. Increíble.

Tolerancia es la base de la convivencia. Aceptar nuestras creencias por extrañas, extravagantes o desmedidas que parezcan es importantísimo. Primordial. Respeto por las ideas o creencias distintas a las de uno deberían ser un ramo en nuestras escuelas, o más aún, en las escuelas de todo el mundo. Todos deberíamos practicarla. Pero no. En general no lo hacemos. En nuestros cerebros no se ha desarrollado la parte que nos permite convivir aceptándonos como somos. A mí me cuesta un mundo. No es nada de fácil. Lo más probable es que a todos les pase lo mismo. Llega a ser hasta doloroso. Me cuesta aceptar por ejemplo que mis hijos escuchen música distinta a la que yo escucho y aceptar que están en su derecho de hacerlo. Se me olvida que cuando tuve su edad mi música no era del agrado de mis viejos, tampoco mi pelo largo ni la forma en que me vestía. Todos pasamos por lo mismo. Pero lo olvidamos fácilmente. Nos vamos poniendo graves y poco tolerantes.

No tengo nada contra la celebración de los muertos. Yo también los honro a mi manera, simplemente me pareció extraña la forma de agasajarlos de estos mayas. Me pareció interesante. Macabra pero bien por ellos. Nada como mantener el apego por las tradiciones ancestrales. No hay nada de malo con eso. Creo que hay que tenerlos grandes para pararse frente a la modernidad y decirle que no olvidaran de donde vienen y quiénes son. En lo personal no soy muy de visitar cementerios. Sin embargo, reconozco que tienen algo especial difícil de describir. Cuando estaba en Maine, trabajaba en una gasolinera que quedaba frente al cementerio de Gray. En la noche y cuando la luna estaba llena se veía tenebroso. Sin embargo, más de una vez me fui a sentar entre las tumbas a escribir mis cartas. Era un lugar apacible. Una belleza.

La tolerancia es imprescindible para la buena convivencia. Fundamental. El respeto por los demás también. Debemos aprender a vivir con nuestro entorno y no tratar de cambiar todo lo que nos rodea en nuestro propio beneficio. Debemos ser capaces de respetar. Hace una semana asaltaron a mi hijo y eso ha sido algo que me ha dado vuelta en la cabeza casi como una obsesión. Mi niño estuvo de frente a un cuchillo. Una persona con cero respeto por la vida lo amenazó. Tengo rabia, mucha rabia, pero no puedo decirlo en voz alta. Quiero que mi hijo aprenda que eso estuvo mal, y que él no debe repetir esa conducta. Creo que aunque me cueste debo tratar de dar el ejemplo. Mi primera reacción fue partir a buscar al truhán y desquitarme. Tomar la justicia en mis propias manos, pero no. Esa no es la forma de solucionar nada. Acudimos a la policía y se dejó la constancia de lo sucedido. Esperemos que el malhechor sea detenido antes de que cometa un crimen mayor. Lo robado no fue nada. Lo importante es que mi hijo está bien.

A donde vamos a parar. Hemos olvidado cómo vivir en paz. Los niños crecen educados por la televisión y por los violentos videojuegos. La niñera es una sicótica, neurótica, depresiva, enferma y desquiciada caja con más de cuatrocientos canales en alta definición. Me parece bien que celebremos a los muertos, pero creo que debemos reforzar la celebración por la vida y el respeto por los que están vivos. No nos haría mal intentarlo aunque fuera una vez.