: : A Marte los pasajes

Ahora si que estoy feliz. Se preguntarán… Why? Sucede que acabo de leer que finalmente lograron el mapa más detallado del planeta Marte. ¿Por qué podría alegrarme eso se preguntarán? Bueno, sucede que siempre he sido un viajero empedernido, un romántico viajero. Sin embargo, no me gusta viajar sin mapas. Me pierdo. Para algunos puede ser algo entretenido, pero en mi caso es desagradable. La sensación que me produce andar perdido me complica. No es fácil. No es algo que me guste repetir una y otra vez. Prefiero evitarlo. Ahora con los GPS soy feliz. Me encanta la experiencia. Además me hablan. Cuando ando sólo me siento acompañado. Claro que hace tiempo que no ando solo. Mi señora no me lo permite.

Hay sensaciones muy desagradables que siempre son mejores evitar. No todos somos masoquistas, aunque después de las elecciones en algunos países, no diré cuales, parece que si lo son. Claramente les gusta el dolor. Eligen erróneamente a pesar de que los hechos y la historia les demuestran lo contrario. Mi vieja decía que la gente después de cierta edad no cambia, empeora. Mi señora dice lo mismo. Pienso igual que ellas. Darse vuelta la chaqueta sólo engaña a quienes no quieren poner atención. Sólo sucede en las películas dirían por ahí, Pero pasa. Mas seguido de lo que uno pudiera imaginar.

Las personas se creen los cuentos que les dicen por flojera. No quieren darse el trabajo de pensar por si mismos. La apatía no es más que flojera. Por ejemplo, hay un candidato a gobernador del estado en el que vivo. Leí un articulo muy interesante donde se preguntaban quién era este personaje, sólo se sabe que representa a un partido de oposición, que es multimillonario y que es ULTRA conservador. Tiene avisos por todos lados, y se jacta de que sus aliados son los Benjamines, refiriéndose a los billetes de cien dólares donde aparece la cara de Franklin.

El articulo en cuestión habla de la posibilidad casi cierta de que gane las elecciones. La gente no tiene idea de quien es, sin embargo, gracias a la repetición incesante de su nombre en la televisión, los diarios y hasta las paradas de los buses, la gente votará por él. Triste pero cierto, lo más probable es que gane el que tiene más dinero.

Puede que sea un idealista, no lo dudo. Por eso no deja de sorprenderme el hecho de que las personas sientan flojera a la hora de elegir a quienes les gobiernan. No entiendo que se crean los cuentos ni que les importe tan poco. Creo que es algo descabellado. Una locura. Una falta de amor por si mismos y pos sus comunidades. Es una lástima.

Creo que Marte es un muy buen lugar para visitar y por que no, quedarse a vivir. Siempre y cuando se pueda contar con aire fresco, agua pura y comida, mucha comida. Pienso que de haber vida en Marte, como nos presentaba Ray Bradbury, lo más probable es que sean seres inteligentes y hospitalarios. Con sólidas políticas medioambientales, de salud, de educación y no podemos dejar de lado lo cultural. Los museos en Marte deben ser geniales, cargados al rojo pero geniales.

: : La falta de tiempo

Hace tiempo que tengo ganas de escribir un cuento pero no siempre las ideas fluyen como debiera ser. En verdad, generalmente la mente divaga en momentos en que no tenemos un lápiz ni un papel en que dejarlas grabadas. Esas son algunas de las ironías de la vida. Pero que le vamos a hacer, así le debe suceder a todas las personas y no sólo a mí. Siempre tendemos a creer que la mala suerte es algo personal, sin embargo es algo común que le sucede a todas las personas. Es cosa de mirar alrededor y podremos ver que a todos nos pasa.

Mi vieja por supuesto tenía otra frase cliché al respecto, ella decía que mal de muchos es consuelo de tontos. Sabia mi viejita. Para variar tenía toda la razón. En todo caso es cierto. El mundo en que vivimos es el templo al Yo.

Hablando del Yo, les contaré que hace tiempo empecé a escribir una novela, la cual no ha ido a ninguna parte. Ahí quedó guardada en alguna memoria externa, ya que es ahí donde guardamos las cosas ahora, no en la nuestra, sino que en una comprada que tiene una capacidad limitada. Si me preguntan de que trata mi novela no sabría por donde empezar. Lo que tengo claro es que no es una novela de amor.

Tener bloqueos mentales es algo normal para los escritores he leído por ahí. Así que no debería preocuparme. Algún día me sentaré y terminaré de escribir ese cuento. Me conformo con que sea cuento y no novela. A veces un buen cuento es mejor que una mala novela. Eso puede ser que ayude. En una de esas la meta que me puse fue demasiado elevada. La vara me quedó inalcanzable. Demasiada alta para mí.

Nunca está demás sentarse a re estudiar algunas cosas de nuestras vidas. Los proyectos personales son los que primero dejamos de lado. Es más fácil olvidarlos que perseguirlos. A todos nos pasa, sin embargo, tengo claro que eso no es un consuelo.

“Eran pasadas las nueve y media de la mañana cuando sonó el teléfono. La habitación se encontraba a media luz, ya que las cortinas de papel crepado no son buenas a la hora de mantener la penumbra, sin embargo dan un tono cálido al entorno, sin duda en recuerdo dejado por su última compañera…” así empieza mi cuento. Nada del otro mundo, sin embargo es un cuento mío. Uno de tantos. Claro que al parecer los cuentos son más fáciles de contar en persona en medio de una conversación distendida y una que otra botella de vino que de ponerse por escrito. A veces las ideas no se quieren dejar escribir. Se ponen díscolas con el papel. No quieren nada con la hoja carta en blanco que aparece en el monitor.

La cosa puede que no sea tal y sólo es que no he tenido tiempo de sentarme a escribir. Eso. No he podido terminar de transcribir el cuento que está guardado en mi cabeza y en mi corazón por falta de tiempo. El reloj no ha querido darme el espacio necesario. Mis días han estado copados de actividades hasta tal punto que no he podido seguir adelante con mi sueño. Perfecto, ahora que encontré una buena y popular excusa puedo volver a lo que, fuese lo que fuese, no era para nada una perdida de tiempo.

: : No se equivocó el zorzal

Entre dos árboles, esbelto como columnas se encuentra un caballero burgués. Sombrero de copa y bastón en una mano, mientras que en la otra sostiene una taza. No puedo menos que pensar que en su interior contenga Té. Un bigotito fino y peinado engominado. Sobre su cabeza, cuelga un reloj de bolsillo. Una saboneta antiquísima y sin cadena que marca las doce. En una de las ramas del árbol de la derecha descansa o tal vez asecha una serpiente. A los pies del otro macizo, un felino salvaje. De fondo un mapa de alguna parte del planeta que no puedo definir. Es un mapa viejo, tanto como la apariencia del caballero del centro. El tipo se ve elegante y distinguido, a pesar de que en la actualidad seria tomado como cochero de calesa o portero de hotel de cinco estrellas.

Lo que les describo es una ilustración que acompañaba a un poco interesante escrito sobre Diderot, un renombrado filósofo de la ilustración. La verdad es que el dibujo me trasportó mucho mas que el escrito en sí. Me permitió dejar volar mi imaginación hacia otros lugares. Me hizo pensar. Lo que me pasó fue algo así como las películas actuales en que los efectos especiales nos llenan más la mente que el guión. De hecho, muchas de estas películas carecen de uno por completo. Triste. Las percepciones de todas las cosas han ido variando hasta un punto en que a veces nos encontramos entre mensajes sin sentido que no enriquecen y que se dilatan.

Esto me pasa muy seguido lamentablemente. Los intelectuales se vuelan escribiendo. Usan las palabras más difíciles y mientras más complicado sea lo que entregan, mejor. La idea es dejar en claro que saben mucho y los demás no. Si se entiende lo que escriben da lo mismo. La idea es que no sea entendido. Por otro lado, la carencia de mensajes también es otra realidad de nuestro súper siglo veintiuno. Gardel lo dijo, el mundo fue y será una porquería… y en el dos mil también. No se equivocó el zorzal.

El problema de la falta de mensajes contundentes y enriquecedores es que allá afuera está lleno de jóvenes que no tienen idea de lo que quieren ni hacia donde van y que ven en Mtv los modelos que deben seguir. Les dicen cómo deben vestirse, lo que deben comer o beber, como deben caminar y hasta como deben hablar. Una lástima. Cada vez son menos los jóvenes que quieren perseguir una carrera o que tienen intenciones de cambiar algo. De hecho, no se dan cuenta de que no están en nada ni de que la vida pasa y que el tiempo perdido no se recupera. Lo más triste es que muchos padres están en la misma onda que sus hijos. Consumidos por el consumismo y por la descomunicación.

Debo reconocer que fui un afortunado de haber crecido en los setenta y ochenta. Creo que esas fueron las últimas buenas épocas. Ricas en retos y fuertemente creativas. Ahora que ya estoy en mis cuarentas, me doy cuenta de que de los noventa para adelante la cosa como que se enfrió. Cómo que se enfriaron los corazones y se bloquearon las mentes. Vivimos en la generación Nintendo. La generación Ipod, Ipad, Iphone. Gracias Steve Jobs por tus regalos de reclusión en el yo. Alguien escribió en feisbuk el otro día que lo mejor de ese medio era que había logrado que las personas volvieran a hacer lo que antes hacían en la calle, interactuar. Tenía toda la razón.

: : 37 avenida

atado sin misericordia
entre cuatro murallas
despintadas y roídas
siento

rebelado contra todos
transito las arterias sucias
sin itinerario ni agenda
me marchito

no encuentro nadie en mi interior
las brazas están frías
como muertas

quiero estar en otro lugar
cualquiera pero lejos de aquí

en lo recóndito
se encuentra oculto el chiquillo
que se perdió en claremont

aquí sigo esclavo
atado sin misericordia
mientras el día se aleja lentamente
hacia el mar

© 2010

: : La ballena y el Intrepid

Una ballena de cuarenta toneladas se pegó un mal salto. El peor de su vida y dejó a los intrépidos tripulantes del Intrepid con su velero hecho trizas en el medio de la bahía, al frente de Ciudad del Cabo. Triste que haya sucedido ahora, ya que de haber pasado en época del Mundial podría haberse tomado como lo mejor del certamen futbolero. El asunto parece cuento pero en verdad no lo es. El cetáceo perdió el equilibrio. Se dio un tropezón. Llámelo como quiera, el asunto es que el Intrepid pagó los platos rotos. Siempre los más pequeños, débiles, desvalidos, vulnerables pagan por los descalabros de los grandes.

Pero en este asunto ¿Quién paga? Nadie. Sacando conclusiones, esta ballena no tiene culpa alguna en lo sucedido, por lo cual no se debería esperar que ella pague por los daños, sin embargo, creo que esta determinación se debe tomar luego de haber visto los resultados de la alcoholemia. Eso es lo mínimo que podríamos esperar. Ahora bien, la ballena solita debería ver como arregla el entuerto, es lo mínimo en una sociedad decente. A menos por supuesto, que bajo el mar las cosas sean distintas.

Siendo que el hecho no sucedió en tierra firme no se podría esperar que sea la justicia ordinaria la que determine en este asunto. El problema es que si bien es cierto el asunto sucedió en el mar, no fue precisamente en este donde se dio la situación sino que en el aire. La ballena volaba cuando aterrizó sobre la pequeña embarcación. De ser así, la justicia aeronáutica debería tomar cartas en el asunto.

De ser condenado el cetáceo los más felices deberían ser los japoneses, ya que podrían pedir ser ellos quienes le apliquen justicia faenándola cruelmente dentro de uno de sus barquitos. Horror. No creo que el asunto sea para tanto. Como ya dije, dudo que la ballenita lo haya hecho de adrede. No hubo mala intención sino sólo un error de cálculo. Una cosa poca dirán por ahí. Nada que no se pueda arreglar a lo amigo. Sin necesidad de recurrir a las autoridades. Que como vimos, no se sabe cuales puedan ser.

Pero no nos olvidemos del Intrepid. Como ya dije, pagó los platos rotos. Estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Que tristeza. Un bello día disfrutando del sol en el mar destruido por una ballena confundida. No hay respeto digo yo. Uno se pasa la vida protegiendo a estos mamíferos acuáticos para que uno venga y se mande este numerito. Por suerte no hubo heridos que lamentar, claro que la ballena debe haber terminado cojeando o mejor dicho, nadando con problemas.

Esta si que es una buena historia náutica. “El otro día mientras navegaba por la bahía apareció una tremenda ballena de unas doscientas toneladas que cayó sobre la cubierta de popa…” o algo por el estilo para comenzar. Todos sabemos que los hombres de mar siempre exageran en el tamaño de los peces que agarran. Claro que la ballena también podría contar una buena historia a sus amigas en las profundidades. “Andaba contenta por ahí chapoteando cuando me pego el salto y, no se que me vino, pero perdí el equilibrio y caí arriba de un velerito que pasaba. Seré tonta.” Entonces sus amigas se largarían todas a reír alegremente. Al final el asunto no es más que eso. Una anécdota para la risa.

: : Por los tornillos de la madre

Me bajé del trolley y caminé como de costumbre. Por la sombrita, ya que el astro rey anda pegando que da miedo. Que calor nos ha tocado este verano. En el hemisferio sur en cambio, se están congelando. Hay nieve donde nunca antes la hubo. Terrible. La madre tierra se nos volvió loca. En una de esas le llegó la menopausia y nadie lo había anticipado.

El asunto es que el calor que nos ha tocado es cosa seria, y como si fuera poco ya anunciaron que la temporada de huracanes (que de paso empezó hace ya varios días), viene cargadita al descontrol. Habrá esquizofrenia en las aguas del trópico. Los vientos soplarán descontrolados y la lluvia caerá sin medida ni clemencia.

Cuando uno lo piensa detenidamente, no hay un lugar en el planeta que pueda ser considerado perfecto. Creo que eso no es más que una ilusión. Para donde uno mire tenemos huracanes, tornados, tsunamis, avalanchas, inundaciones. Ni hablar de los calores extremos o los fríos hiperbóreos. Ni hablar de los mosquitos, los animales venenosos, los sanguinarios depredadores. No estamos seguros ni en la tierra ni en el mar. Horror. A la pachamama se le aflojaron los tornillos. Finalmente la sacamos de sus casillas y que quede claro que no me refiero a Iker.

La madre tierra se ha transformado en una vieja demente, trastornada, chiflada. Es nuestra culpa y de nadie mas. La pobre ahora debe estar dedicada a criar gatos por docenas. Está encerrada en un departamento oscuro y maloliente. Sola. Triste. Perdida en sus recuerdos. Así hacen generalmente las damas de edad avanzada que pierden su acercamiento con la realidad. Pobrecitas. Lo bueno, es que dicen que los gatos son animalitos limpios y que no requieren de grandes cuidados. Se atienden solitos. En lo personal no tengo nada contra los felinos. Hace algunos años tuve uno. Se llamaba Lord Parsifal. Estaba totalmente loco.

Ayer hablaba con un amigo que antes de que su padre falleciera le prometió hacerse cargo de su madre. La señora tiene ahora como noventa años y hace algún tiempo sufrió un derrame que le quitó para siempre su independencia. Mi amigo ha cumplido la promesa que le hizo a su padre y cuida de ella como se lo merece una madre. Eso es raro en este país. Acá la percepción que se tiene de los ancianos es distinta, En pocas palabras, la política es cada uno cuida de si mismo. Y san se acabó. Volviendo a lo mío, creo que la madre tierra también merece de nuestros cuidados. No podemos dejar que su demencia siga en aumento por culpa de la soledad y de los malos tratos de sus hijos. Debemos ser agradecidos. No olvidemos que todo lo que somos y tenemos se lo debemos.

: : De visita donde Sherlock

Estaba en el estudio de una hermosa casa estilo Victoriana. Todo bellamente decorado. De mucho gusto. Muchas antigüedades, como era de esperarse. Muchos libros de tapas de cuero color café en los estantes. Fotos antiguas con bellos marcos por todos lados. En las paredes cuadros de cacerías a caballo. Los ventanales tenían marcos blancos. La vista daba a un parque. Al otro lado de la puerta doble había un gran escritorio de madera gruesa y brillante. Entre dos sillas de respaldo alto había una mesita de madera redonda de tres patas, sobre ella una fuente de cristal con chocolates. Todo lleno de finura y elegancia. Me senté a esperar. No tenía otra alternativa.

Habrán pasado no más de tres minutos cuando por la puerta apareció un tipo alto, muy delgado, de prominente nariz aguileña. Era nada menos que Sherlock Holmes, como podrán ver estaba soñando. No cabe la menor duda, ya que el tipo en cuestión fue un invento de Conan Doyle y no una persona real. Segundo, de haber sido real ya estaría más que muerto, en ese caso habría sido un fantasma, y este cuento no es de terror, así que eso queda fuera de toda consideración.

Sherlock vino y me saludó muy cordialmente, como si nos conociéramos de antes. No puedo negar que por años he sido un seguidor empedernido de sus historias, sin embargo nunca antes me había topado con el detective ni en sueños, así que no puedo negar que me llamó la atención su entusiasmo al verme.

Conversamos un buen rato, ya que se fumó al menos tres pipas. Lo que en tiempo podría ser más de una hora con facilidad. Le pregunté por el doctor Watson, pero no me contestó y cambió el tema. Quién sabe si habrán estado peleados al momento de este encuentro. Puede ser. Compartieron el mismo apartamento por varios años, puede que al final ya no se soportaran. Tengo un gran amigo con el que compartimos un apartamento en el centro de Santiago. Vivimos ahí como tres meses y después de eso no nos volvimos a hablar. Cosas de la vida. Recuerdo que su madre nos dijo que era un error mudarnos juntos. Al principio lo pasamos súper bien, hasta que aparecieron las hijas de Venus y se nos fue la convivencia a las pailas. Que triste.

Para ser honesto no recuerdo para nada de qué hablamos con el señor Holmes a parte de ese detalle de Watson. Debe haber sido entretenido o si no me hubiera ido a soñar con otra cosa. No me queda claro si se pueden manipular los sueños. Creo que no. Cuando tengo pesadillas generalmente la única salida es despertar sobresaltado. En una de esas la visita a la casa del más grande investigador de todos los tiempos fue terrible y simplemente no me desperté a tiempo.

: : La anticuada doña FIFA

No tengo la menor idea de que irá a ser de nosotros ahora que se terminó el Mundial. Los horarios de los partidos eran ideales para acortar el día en la oficina. A las 10 el internet se ponía lento ya que todo el mundo estaba streaming desde sus computadores. Tanto así que finalmente los jefazos dijeron que era mejor poner un televisor en la sala de reuniones, y así se hizo. La cosa mejoró montones para los que no amantes del deporte rey preferían producir dividendos para la compañía. Otros, entre los que me incluyo, escapábamos a ver a los veintidós gladiadores detrás de la escurridiza yabulani, acompañados del hipnótico canto de las vuvuzelas.

La cosa es que se nos acabó el Mundial y nuevamente hemos sido arrastrados de manera brutal e inmisericordiosa a nuestras estaciones de trabajo. Increíble. No hay respeto por el dolor ajeno. Mis selecciones (ya que debo reconocer que tuve más de una predilección), no consiguieron los logros que se esperaban de ellos. Triste. Pero nos regalaron momentos felices mientras duró el ensueño. Genial. Para eso estamos. Para vivir plenamente esos momentos, generalmente cortos, de alegrías. Lo lindo es que esas pequeñas alegrías nos mantienen por años, gracias a que se convierten en recuerdos. Anécdotas. Cuentos.

Por un lado podríamos tertuliar largo y tendido con el mal desempeño de los señores jueces de campo, los colegiados. Malos, muy malos. No todos por supuesto. Hubo uno que otro que se salvó y pasó inadvertido por el campo de juego, ya que no deberían ser ellos los protagonistas, algo que algunos aún no comprenden. Otra velada extensa podría darse alrededor de la pelotita esa. Parece que tenía un conejo dentro. La idea era que se vieran más goles. No fue así. Por el contrario, vimos menos goles y un montón de frustrados jugadores corriendo a ver si la alcanzaban, ya que la gordita de cuero daba un bote y apretaba cachete. Se arrancaba como si creyera que se la querían comer. Pobre pelotita.

La seguridad en Sudáfrica fue un tema recurrente. No deben haber sido pocos quienes pudiendo no fueron al Mundial por temor. No es para menos, ese continente no ha sido una taza de leche que digamos. Acá en mi oficina la seguridad es cosa seria. No podemos hacer nada sin que tengamos que marcar tarjeta, o poner el dedo, o usar alguno de los aparatos magnéticos que nos dieron. Horror. No se puede ir al baño sin que seguridad lo sepa. ¿Tendrán cámaras en las letrinas? Quién sabe, eso ya es tema para otro artículo.

Volviendo al tema, la FIFA nos regaló un mes de competencia. No fue un buen Mundial. Fue mediocre. He visto mejores. La final fue súper aburrida. Mi amigo John me dijo que lo despertara si algo pasaba. Para los gringos el futbol es fastidioso. Pesado. Están acostumbrados a deportes rápidos y con muchos goles por lado. Como le explica uno que la FIFA no se quiera modernizar aplicando tecnología para refutar algunos, claramente desacertados fallos arbitrales. No hay manera. No se puede. La señora FIFA es anticuada y hace lo que quiere. No le interesa modernizarse. Ahora bien, lo que pedimos no son cambios monumentales. Tampoco tienen porque ser cambios que apliquen a todas las pequeñas ligas del mundo, pero si para las finales de las competencias grandes, como un Mundial por ejemplo, no hay nada más grande que eso.

Ahora que se nos acabó el Mundial no nos queda más que volver a trabajar a esas horas en que disfrutábamos del futbol. Se acabó el recreo cabritos. A producir se ha dicho. A ganar dinero como locos ya que para eso estamos. Por supuesto que no para nosotros, si para los dueños de la compañía. A nosotros no nos toca nada.

: : Cosas que decir

Hace varios meses dejé de escribir. No por falta de ganas sino de tiempo. El tiempo es de esas cosas que se nos escapan de las manos rápidamente, igual que el dinero. Generalmente está gastado antes de que nos llegue. Bueno, debo reconocer que eso no es algo que le pase a todo el mundo, sin embargo la mayoría de las personas posiblemente se puedan identificar con ese ejemplo. La cosa es que de repente me quedé sin tiempo para nada. Mentira, algo de tiempo me quedaba, pero las ganas de escribir, o mejor dicho las fuerzas como para hacerlo después de largos días de trabajo eran pocas y así como así dejé de escribir.

Ahora que lo pienso, puede ser que no haya tenido mucho que decir. Eso también sucede a veces. Uno se queda en blanco. Por otro lado, que tal si el problema no fuera ese, sino que talvez no era agradable lo que tenía para comentar. Mi madre decía que si no tenía algo bueno que decir mejor no dijera nada. En una de esas por eso calle todos estos meses. Me quedé sin cosas buenas que decir. Puede ser, por qué no.

Es triste no tener algo agradable que decir de algo o de alguien. Es triste por uno, y más triste por el otro. Debe sentirse feo que nadie tenga algo bueno que decir de uno. No soy santo, así que estoy seguro de que por ahí hay quienes no tienen nada bueno que decir de mí. Triste por ellos, jajaja. Esa fue una bromita mía. Ahora entramos en el tema de las apreciaciones. Por ahí dicen que todo depende del cristal con que se miran las cosas. Las apreciaciones al final dependen de muchos factores. De hecho está claro que no son pocos quienes piensan de manera distinta a la mía. Sin ir mas lejos, mi madre no compartía todas mis ideas, mi padre tampoco, sin embargo ellos me enseñaron que lo que importaba era tenerlas. Me dijeron que no me quedara con una sola opinión sino que sacara mis propias conclusiones. Que no repitiera como loro ideas de otros sin habérmelas cuestionado primero. Un profesor en la universidad me dijo una vez que era sano y saludable dudar. Les he hecho caso.

Puede ser por eso que estos meses guardé silencio. Talvez en verdad no tenía nada bueno que decir de nada ni de nadie. Puede ser, quien sabe. Puede que sólo haya sido flojera. Quien sabe si en verdad me había quedado en blanco o realmente no tenía tiempo. En una de esas fue un poco de todo.

La cosa es que estoy escribiendo de nuevo, primero porque tengo el tiempo de hacerlo ya que las cosas están lentas en la oficina y segundo porque quería hacerlo. El calor de estos últimos meses no ha sido para nada agradable, y como olvidar los fríos excesivos del invierno pasado. Aunque no sean pocos quienes no lo quieren reconocer, el clima cambió para siempre. A reciclar se ha dicho. A ver si comenzamos a cambiar los hábitos en pos de un medioambiente más limpio y puro. No diré nada malo de los señores de BP, sin embargo sigo esperando que alguien tenga una solución para el problema del Golfo.

Que me dicen de la Ley Arizona aplicada aquí en la Florida. Horror. No diré nada de eso tampoco, ni hablaré de las personas que lo apoyaron ya que no tengo nada bueno que decir de ellos… guardaré silencio mejor.

Cambiando de tema, una lastima que Argentina se fuera del mundial, pero que le vamos a hacer, a veces los equipos no están para más. En todo caso no es fácil entrar a la cancha a enfrentar a un tremendo equipo y sin entrenador.