: : Cerca del espacio sin tiempo

Me hablas desde adentro
sin dobles tintas
sin residuos callejeros
ni abrazos de consenso
sin palabras escogidas
ni con olor a vino
- verdad que no te gusta el vino

Las confabulaciones del medio
son el llamado a partir
a exiliarse en otros nortes
otros paseos y otros tranvías

Debemos mirar hacia otros mares
distintos a los que nos bañan
buscar ahora antes de que sea tarde
más tarde

Camino entonces
con los noventa grados sobre mi cabeza
no soy automovilista sino un peatón
buscando la sombra
cada paso que doy es un paso menos
un día más cerca del espacio sin tiempo.

: : Cuando llueve en Miami

Los días lluviosos no son escasos en el verano tropical. Por el contrario. Están presentes casi a diario. Cuando uno menos espera, aparece una nube. A veces grande, otras pequeña. Las nubes, igual que casi todas las cosas en la vida, vienen en distintos tamaños.

Pero la lluvia no es un problema en sí. Andar sin paraguas en un día lluvioso, bueno, eso es otro asunto. Una molestia. Un lamentable descuido. Pero al igual que las nubes grandes y pequeñas, los descuidos pasan y no hay como evitarlos, sólo queda asumirlos.

Aceptada la realidad del día lluvioso y sin paraguas, no queda otra cosa más que seguir adelante. Tratar de no pensar en ellos. Desconectarse y mirar hacia delante. Es así como mejor se superan los pequeños e incontrolables baches que depara la fortuna de cuando en cuando.

Como ya es sabido, generalmente me muevo de un lado para otro utilizando el transporte público ya que en algún minuto de mi vida, pasados los ticinco, se me quitó el gusto por manejar. No manejo por una opción personal, nada de ecología, sólo paz mental. Me gusta ir en el asiento del pasajero. Me gusta andar de paseo. Disfruto viendo todo eso que de ir al volante me perdería.

En todo caso, el sistema público de transporte de la ciudad de Miami debe estar entre los peores del país. Es malísimo. Una vergüenza. No por la calidad de los buses o carros del tren, sino porque llegar de un lado para otro es una verdadera hazaña. La continuidad es para la risa. Las conexiones son nefastas. El servicio es deficiente. ¿La razón? Supongo que por ahí dirán que no hay dinero. Alguien se guardo los medios centavos que se recolectaron por años. El dinero se usó en cualquier cosa menos en mejorar nada.

En general las cosas son así en todos los niveles. Por más que se busquen los sistemas perfectos, mientras haya personas detrás, siempre tendremos errores y horrores. Abusos y más abusos. Al parecer, hay quienes pueden tener de todo, pero su respeto por los demás deja mucho que desear.

Como ya dije, el sistema de transporte público es malísimo, pero algo aún más terrible es que, con todo los que llueve en esta ciudad, la mayoría de los paraderos no tienen techo. No hay nada que proteja a los pasajeros mientras esperan. Nada. Una pena, en especial cuando uno sale sin paraguas, en ese caso, la cosa se torna realmente molesta.