: : Bienvenido 2014



El temor al cambio es algo absolutamente normal. Natural. Querámoslo o no, los cambios se dan, nos llegan. Vienen si o si. Podemos pelear y patalear pero cuando algo va a cambiar, cambia. Eso es una verdad absoluta. Para bien o para mal, eso ya es otro asunto y creo que en gran parte siempre dependerá de nosotros y de nadie más.

Los cambios pueden ser negativos, o tremendamente positivos e inspiradores. Pueden ser para mal, y en algunos lamentables casos incluso para peor. Cambiar o no cambiar, he ahí el dilema.

Pero ya se acabó el 2013 y entramos con firmeza en este nuevo año lleno de oportunidades. De primicias. De reencuentros. Posibles romances, accensos, viajes, regalos, festejos y festividades. De kilos de más o de menos. De largas tertulias o acostadas temprano. De madrugadas y de trasnoches.

La verdad es que el año que recién nos deja me tenía cansado. Asqueado. Desilusionado. Herido. Por eso y por un montón de razones más miro a este nuevo folio con optimismo (el mismo optimismo con que miré el 2013 pero me embarqué medio a medio), pero renovado. Creo que cuando uno topa fondo lo único que le queda es impulsarse para volver a la superficie. Aún queda oxígeno en mis pulmones y fuerzas como para querer intentarlo nuevamente. Una y otra vez hay que tirar para arriba como si no hubiera mañana. Cada día debe ser vivido con la intensidad del último. Uno nunca sabe lo que pasará mañana.

De verdad espero que los cambios que se vienen sean para mejor. Que sean positivos. Quiero ser optimista, incluso quiero ser ingenuo una vez más. Creer que de verdad las cosas cambiarán y que en verdad veré más y mejores situaciones. Que habrá milagros. Que los días serán más alegres. Que no faltará el trabajo y que habrá mucha salud. No sólo para mí, sino para todos quienes forman parte de mi entorno, de mi vida, de mi mundo.

Hoy declaro que no le temo al cambio, que en verdad nunca le he temido. Lo odio, eso es otro problema. No me gusta el cambio, así como no me gustan las sorpresas, sin embargo, no le temo. Miro a los cambios de frente y con los puños apretados. Los miro como algo necesario. Los acepto. No siempre los entiendo, pero los acepto. Haré mi mejor esfuerzo y ya. Bienvenido 2014, y por favor no me desilusiones.