El otro día me
estaba tomando una cervecita con un par de amigos. Hablamos de todo, como es la
costumbre en las reuniones con amigos. De fútbol, ya que nadie más que nosotros
sabe realmente lo que pasa en la cancha o como parar bien un equipo. Bueno,
Sampaoli ha demostrado que sabe, retiro lo anteriormente dicho. De música.
Política. Lo humano y lo divino. Hablamos hasta de farándula, por banal que
parezca. Ahí me di cuenta de algo. Tuve mi pequeño momento de epifanía. Se me
prendió la ampolleta. Me iluminé.
Sucede que últimamente
he andado medio bajón por los más variados motivos. La vida a veces se pone
media chúcara con uno y nos zarandea de aquí para allá. Quedamos todos despeinados
y doloridos. A veces bien molidos y hasta casi casi derrotados. Pero no, uno se
levanta, y ¿por qué? Porque es lo único que nos queda por hacer.
En el medio de la
epifanía vi con claridad los elementos que hacen que uno se levante. Los que
ayudan. Los que se hacen indispensables. Así que hice un listado. No en orden
alfabético ni cronológico. Más bien desordenado. Casi caótico. Delirante.
El listado es
simple, sencillo y contempla aquellas cosas y personas que me gustan. Que me
hacen bien. Eso que me agrada. Aquello que es indefectible en mi vida. Primero,
mis hijos. Mis dos niñitas preciosas, talentosas e inteligentes. Mi hijo, mi cachorro
brillante con quien entre otras cosas, compartimos el mismo sentido del humor. Hablar
con mi hermano, posiblemente mi mejor aliado. Mi primo y hermano José, con quien tenemos historias desde la infancia. Su apoyo incondicional, su complicidad son invaluables.
Mis amigos, un
ramillete ecléctico de personalidades que me han acompañado, en algunos casos
desde la misma infancia, otros desde los recordados ochenta y noventa. Ahí están
siempre. Ahí, siempre están.
Me gusta la
música, un melómano empedernido. Pero no solo escucharla sino que a veces disfruto
haciendo música, tocando mi bajo o el piano. Una guitarra, o lo que sea. Me
gusta leer. Amo los libros que leo, de los más variados tópicos y estilos. La
poesía. La buena mesa. Comer en fuera. Los asados. Disfruto una cama fresca en
una noche calurosa de verano. Una cama tibia en invierno. Disfruto de una
pierna suave para sentir antes de dormir.
Me gusta ir al
estadio, en especial al Santa Laura, donde encuentro que el fútbol se ve mejor.
Amo la sensación, la nostalgia que me produce estar ahí. Siento cerca a mi
papá.
Me gusta el cine,
especialmente las comedias ya que encuentro que la vida tiene suficientes
dramas y lo que menos quiero es una sobredosis de mala onda. Me gusta caminar
por la tarde cuando ya ha pasado el calor y la brisa se pone fresca. Cuando hay
tantas cosas buenas para disfrutar, es imposible que los malos tiempos nos mantengan
permanentemente abajo. Me gusta la vida, y mientras más lo pienso, es mucho lo
que tengo aún por vivir.
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