He visto a muchas mujeres desnudarse delante de mí,
pero tú, efigie pura de madre y compañera
zanjas por completo mi sensatez
entregándola para ser arrasada por la noche.
Subo a tu encuentro cual lactante que busca el pecho
en medio de la penumbra de la tibia morada.
No soy más que el cautivo amigo que de ti espera el pan
y que por ti entrega el alma.
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