Me gustaría vivir en una casa en la que no hubiese
fantasmas. Donde no baje la temperatura de manera súbita y donde no se sientan
cadenas arrastrándose por el pasillo. Donde no se escuchen voces de niños
jugando en una pieza vacía a las tres de la mañana. Eso me gustaría. Creo que
no es mucho pedir. Por el contrario, me parece justo. Merecido.
Otra cosa que me gustaría es tener un balcón con una buena
vista y no como la que tenía en el pequeño departamento de la calle 27. La luz
del sol no entraba nunca. Nos pasaba de largo.
Quiero que mi casa sea con piso de madera y no con baldosas
ni cosas por el estilo. Me gustaría que en el techo se vieran unas grandes
vigas de madera y que frente a mi sillón hubiese una chimenea de piedra, como
la que mi vieja mandó a construir en la casa de Vitacura.
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