: : Puede que si y puede que no...

Al parecer los señores de British Petroleum lograron parar el derrame de petróleo en el Golfo de México. Al menos eso nos dicen los medios de comunicación. Quien sabe si podamos confiar en ellos. Puede que si y puede que no. La dualidad de la vida es una constante. Tenemos lo material y lo espiritual. Por cada Jing tenemos un Jang. Si tenemos día, también tendremos noche, razón y fe, bien y mal y bla, bla, bla. Para todo lo que hacemos hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que se dé como de que no.

Puede que el derrame de petróleo se haya detenido como puede ser que no. Quien sabe. Es triste depender tanto de los medios y al final no poder confiar al cien por ciento en ellos. Una lástima. Cuando chico creía en todo lo que leía. Ahora que ya soy un adulto encuentro difícil creer con la misma facilidad. Lo triste es que hay millones que nunca han dejado de creer y que se tragan cualquier cosa que les den. Horror. Triste pero cierto, y los mentirosos lo saben y por eso siguen alimentándolos con sus mentiras.

No es fácil no creer. Eso también es triste. No se puede vivir una vida sin creer en nada ya que llega un momento en que uno se encuentra solo. Aislado. Marginado. Nadie quiere estar con alguien que no cree en nada. Lo tildan de amargado. Por alguna razón hay quienes toman las creencias como si fueran golosinas. Ahora que lo pienso, puede que si lo sean, quien sabe. Las amarguras de la vida se pasan con los placebos como la religión y los deportes. Otros pasan las amarguras con alcohol. De acuerdo con esto los predicadores, los peloteros y don Juanito Walker deberían ser considerados males necesarios para las amargadas existencias de los humanos.

A veces me siento como si estuviera parado afuera de un restaurante mirando a los comensales disfrutar de sus cenas. Miro desde el otro lado de la vitrina. Los veo mover sus labios en gratas conversaciones pero no los escucho. Sólo oigo los ruidos de afuera. La gente que pasa apurada. Las bocinas y los motores. Los gritos lejanos. El zumbido molesto producido por la gente hablando por todos lados. Adentro en el salón están los que creen en algo sin cuestionarse nada. Afuera los que nos cuestionamos todo. Al parecer los de afuera somos más. Sin embargo nos comunicamos menos. Estamos repartidos. No nos conocemos. En verdad, puede ser que si sea más solitario de este lado.

Pasamos la vida caminando sobre este tejido de cuadrados blancos y negros. No siempre ponemos atención a las cosas, pero por cierto ahí están. Nos observan. Siempre hay alguien mirando. No estamos solos aunque a veces nos sintamos así. El dualismo está presente. No nos deja. Querámoslo o no, siempre está. Hoy jugaré a la lotería una vez más. Puede que gane o puede que no. Veremos. Para que pasen las cosas siempre hay que dar un primer paso. En todo caso, aunque los señores de BP hayan detenido el derrame, hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que no les compre su combustible nunca más.

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