: : El Rey también se equivoca

De visita en Copenhague junto a una delegación que representa a su país ante el Comité Olímpico Internacional, uno de los deportistas más reconocidos de la historia del balompié mundial daba una entrevista. Pelé es siempre abordado por la prensa mundial ya que lo que dice se toma en serio. Algo que se ha ganado con el tiempo y que no le llegó gratis. La cosa es que “O Rei” se mandó un traspié de características olímpicas confundiendo al destacado deportista Michael Jordan con el fallecido Rey del Pop Michael Jackson. Horror. Increíble. La verdad es que no me lo explico.

Pero la realidad es que Michael, al igual que otras luminarias desaparecidas forma parte del inconsciente colectivo. Puede ser que Pelé aún no se reponga del todo del fallecimiento del ídolo. Puede ser que en su IPod suenen Thriller o Billy Jean una y otra vez. Quizás no es fanático del basquetbol y por eso cometió el error. En todo caso don Edson Arantes tiene todo el derecho de equivocarse ya que, mal que mal, es humano.

El problema con los humanos es ese. No importa las precauciones que tomemos siempre nos equivocamos y para rematar, somos perecederos. Expiramos como cualquier producto del supermercado. Tenemos fecha de término. Eso le pasó a Michael, a Elvis y a Marilyn. Se fueron porque les llegó la hora. Los tres en circunstancias extrañas, lo que nos hace pensar que tal vez la hora fue adelantada por terceras personas. La cosa es que ya no están. Pero a ellos les sobreviven sus seguidores y un montón de personajes que les tratan de copiar en todo. Sus formas estrafalarias de vestir y demases. Bien por ellos. Cada uno hace con su tiempo lo que mejor le parece.

Hace años vi jugar a Michael Jordan. Una maravilla. El tipo es un superdotado. Realmente volaba. Lamentablemente Pelé es de otro tiempo así que me lo perdí. Cosas de la vida. A veces se puede y otras no. Cuando murió Elvis tenía nueve añitos. Recuerdo que lloré. Mi papá me había traído poco antes un vinilo de un concierto suyo en el Madison Square Garden. Es raro lo que pasa por la cabeza de un niño en esos momentos. No es fácil de explicar así que ni siquiera lo intentaré. Para qué. Ya pasó y sería todo.

El asunto es que Pelé se equivocó. Todos los presentes se rieron del pequeño impase y la cosa siguió como si nada. De eso se trata la vida. Hay que seguir adelante. Los impases deben ser cosas del pasado. El problema es que a veces hay quienes se los toman muy en serio. No se perdonan a sí mismos por lo tanto tampoco son capaces de perdonar a otros. En ese caso, lo que se requiere es de una buena sicoterapia.

Un pequeño alcance de nombres en una conferencia de prensa provocó las risas de todos. Eso suena bien. No fue gran cosa. Una buena anécdota para los presentes. Me imagino a cualquiera de los periodistas presentes con cerveza en mano al lado de una parrilla para asados contando la historia a sus amigos. Un encanto. Las bromas serán sobresalientes. La carne tendrá mejor sabor.

Para mi es difícil perdonar. Lo reconozco. Me cuesta un montón. No es fácil que de vuelta la página y diga “borrón y cuenta nueva”. No. No puedo. Pero trato. Créanme que trato. Por eso es que cosas como esta noticia insignificante publicada hoy me da paso a la sana meditación. Hay cosas que son pequeñeces y de ahí no pasan. No son más que eso. Minucias. Anécdotas para los asaditos. Pelé es un grande. No solo del fútbol sino que de la vida. Se ha mantenido sanito en la cúspide del estrellato más o menos inmaculado. No olvidemos que es humano igual que todos nosotros. Errare humanum est dicen los más siúticos. Pero por ahí también dicen que perdonar es divino. Trataré de tenerlo en cuenta.

: : Román es humano…

Lo de Polanski me complica. Es un excelente director y sus películas siempre han estado entre mis favoritas, pero el asunto de la violación ha sido como una astilla que no se ha podido quitar de su vida. Dicen que la justicia tarda pero llega. Quién sabe si en este caso sea justa. Aún falta mucho por verse. La verdad es que lo del cineasta es un asunto delicado y que no puede ser tomado a la ligera. En la casa de los Óscares le tienen bronca al pequeño director y lo quieren ver crucificado, en el mundo entero lo aman.

El caso es bizarro. Complicado. No se puede tomar de manera liviana. Pero eso cuesta mucho. El director siempre ha sostenido que la relación existió pero fue con el consentimiento de la menor. Eso legalmente no tiene peso alguno. Sexo con una menor es violación. Tan simple como eso. Su abogado ha dicho que es indefendible que 30 años después de los hechos, pueda pasar un solo día en prisión un hombre de 76 años que ha demostrado que no representa ningún peligro para la sociedad y cuya reputación está bien establecida. Puede ser. Que se yo. Supongo que si alguien le tocara un pelo a cualquiera de mis hijos yo tampoco descansaría buscando justicia.

El asunto es raro. Los suizos respondieron a una petición de la fiscalía de Los Ángeles. Sin duda los helvéticos hicieron lo que tenían que hacer. Supongo que no es culpa de ellos. Polanski se dejó atrapar. Bajó la guardia. Creyó que todos los suizos eran sus amigos pero no. No todos. No todos eran sus amigos. Qué le vamos a hacer. Ser un laureado director de cine no significa impunidad. En verdad no significa nada más que lo que es aunque queramos creer algo distinto.

Me cae bien Polanski. Me cayó bien desde la primera vez que vi la Danza de los Vampiros. Creo que es una de mis películas favoritas. Brillante. Una formidable parodia sobre el mundo de los chupasangres. La historia del Profesor Ambrosius y su amigo Alfred. Una verdadera gema del humor negro. Pero Román es humano. Cometió un error y debe pagar por él. Mi corazón está dividido al respecto. No es la primera vez en todo caso. Ya antes me he encontrado en situaciones parecidas. No es ninguna gracia. Pero qué le vamos a hacer. La vida sigue para los que estamos vivos.

Román es humano y hay quienes dicen que perdonar es divino. Pero Román tiene mucho dinero producto de su gran talento. Los treinta años lejos de Hollywood le han permitido ser más grande que la meca del cine mismo. Román ha cosechado éxitos gracias a su increíble talento y creatividad que le han significado el reconocimiento mundial y a la vez, enemigos. El éxito tiende a producir ambos. La envidia siempre acompaña a los exitosos. Es querido en muchas partes menos en Hollywood. Ahí no. Ahí lo esperan para que pague por su error. Que pague caro. Hay quienes quieren ver sangre. Por mi parte no se qué creer. Si una de mis hijas hubiese sido la violada lo más probable es que los pergaminos del violador me darían lo mismo. También clamaría por sangre. Ojo por ojo.

No sé qué pensar. Tal vez sea mejor no hacerlo. Mejor dejar que las cosas sigan su camino hasta el final. Mejor mirar hacia otro lado. En todo caso lo que piense no cambia en nada la situación. Mi opinión sólo tiene valor en mi cabeza. Sin embargo no puedo dejar de decir que Román Polanski es uno de los mejores directores de cine que hay. Sus películas son brillantes y sus historias increíbles. Que la justicia diga la última palabra por lo sucedido en el setenta y siete, año en que murió Groucho Marx y en que se filmó la segunda parte del Exorcista. Año en que la onda Disco la llevaba. Año en que la moda dejaba mucho que desear.

: : Donde mandan los grandes…

Los grandes y los chicos siempre están en guerra. No se tragan. Se miran de reojo. Todos sabemos que los de mayor envergadura se aprovechan por su tamaño. Es cosa de volumen. El más grande hace lo que quiere. Ahora le llaman Bulling. La Biblia nos cuenta de David. El más pequeño que derribó al grandote con una piedrecita. Maravilloso. Hay quienes dicen que no es más que un cuento para inspirar a los pequeñines con palabras bonitas. Puede ser, quien sabe. No sería la primera vez que nos hicieran tontos a todos. En todo caso, esas historias motivacionales funcionan en casi todo menos en la política. Ahí todas esas inspiradoras palabras no surgen mucho efecto. Por eso se crearon las Naciones Unidas, para que los pequeños pudieran alzar la voz y fueran escuchados. Que no es lo mismo que ser tomados en cuenta. En realidad fue para ordenar la cosa. Los chicos al final siempre terminan poniéndose del lado de un grande para que los cuide.

En ese marco se reúnen los países industrializados para ver si pueden mejorar las cosas. La pregunta es ¿para quienes? ¿Para nosotros? Puede ser. No puedo dudar de la buena voluntad de estas personas. Puede ser que en verdad estén preocupados de nosotros y nos quieran ayudar. Pareciera ser que en algo están todos de acuerdo; es necesario controlar a los bancos. Así es. No pueden seguir sueltos estos banqueros locos sin ningún tipo de control. Su apetito es un peligro para todos. Los miembros del G-20 creen que es tiempo de controlarlos. No es posible que después de lo mal que han hecho las cosas se les siga dando dinero. A todos nos quedó claro que no supieron administrarlo. Lo más extraño es que el país que más trabas ha puesto a estas regulaciones a los banqueros sea Estados Unidos. Raro, bien raro.

Pero no sólo la cosa es con los banqueros, ya que al calor del reciente debate en la Asamblea de Naciones Unidas, los países del G-20 han acordado retirar gradualmente los subsidios al petróleo y otros combustibles fósiles con la intención de reforzar las energías limpias. Mmmmmm. Eso sí que suena bonito, que quieren que les diga. ¿Será cierto? Quién sabe. Puede que sí. Puede ser que los poderosos realmente estén aprendiendo. No puedo pasarme la vida dudando de las buenas intenciones de estas elegantes personas.

Pero eso no es todo, el Consejo de Seguridad aprobó este jueves por unanimidad una histórica resolución que compromete a la comunidad internacional a buscar un mundo más seguro para todos y crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares. Un triunfo dirán muchos. Es ingenuo pensar que Irán lo tome en serio, por lo que este acuerdo es en verdad un arma de doble filo ya que a Estados Unidos se le facilita ahora el apoyo del Consejo de Seguridad para actuar contra el régimen islámico. Seamos honestos, acá tenemos un montón de personas que creen que no hay nada como una buena guerra para empezar la mañana, y la ONU se las está poniendo en bandeja. El tema de la Guerra Fría fue una pesadilla constante en la mente de los norteamericanos hasta la caída del muro de Berlín. La novela negra de Stanley Kubrick, Dr. Strangelove es una gran muestra de la sicosis de esos tiempos. Tristemente nada ha cambiado. La idea siempre ha sido mantener a las masas sicóticas. Enfermas. Estresadas. Honestamente, lo han hecho en forma magistral. Hablando de buenas películas de antaño, les recomiendo una vieja película en la que también actúa Peter Sellers llamada "El rugido del ratón", un clásico que toca el tema de los chicos y los grandes. En estos tiempos, nada como una buena película para pasar el tiempo.

: : Sobre resfríos y aplanamientos varios

El resfrío de los cerditos ha comenzado a atacar a diestra y siniestra nuevamente. Cuando empiezan a contagiarse las celebridades estamos en problemas. Así es, ya que uno siempre tiene la sensación de que ciertas personas son a prueba de balas. Nada les puede tumbar. La verdad es que no es así. Todos, algunos más que otros, estamos a la merced de los contagios. En pocas palabras, no se salva nadie. Triste. ¿De qué sirve entonces el estrellato si no trae consigo inmunidad? De nada. Escuchemos a las estrellas consagradas que se quejan de la soledad que les ha tocado vivir. Pobrecitos ellos. No saben en quien confiar. Sospechan de todo y de todos. Terrible. Eso es algo de lo que nos deberíamos alegrar los simples mortales, ya que por lo menos podemos dar por sentado que nuestras parejas no están con nosotros por el dinero. De cierto nivel para arriba, eso es lo primero que se pone en duda. El amor está acompañado de un tremendo signo pesos. Cuando se acaba la plata, se acaba el amor.

Alguna vez escuché a un prelado decir que el amor era lo más fuerte. No creo. El amor de madre puede ser, el de algunos padres también. Claro que por lo que se ve en las noticias eso también es relativo. El amor pareciera ser lo suficientemente fuerte como para que uno mate por él, pero ahí se queda la cosa. El amor es relativo. Es igual que todas las cosas en la vida, relativo. Depende de las circunstancias y de los colores, De la luz en el ambiente. Del ozono. Depende de un montón de cosas. Todo depende de muchos factores. Con los años he aprendido que nada es fácil. Todo cuesta. Todo es relativo. No basta simplemente con estar convencido de algo. Los factores que sostienen unidos los pedazos son muchos. Tal vez un científico lo podría explicar mejor. Los humanos somos seres complejos y completamente vulnerables. Así es, todos nos resfríanos de vez en cuando. Todos hemos quedado afónicos una que otra vez, y los que no lo han experimentado, tranquilos que ya les llegará. Hay ciertas afecciones que a todos nos dan por igual, da lo mismo si somos políticos, deportistas, artistas u operarios de aplanadoras.

En muchos sentidos mi ciudad es especial. Hay que tenerle paciencia igual que a su sistema de transporte público. A pesar de formar parte de los Estados Unidos está lejos de ser una urbe norteamericana típica. No. Es tropical. Informal. Casi surrealista. Por ejemplo, sin ir más lejos, el otro día una aplanadora recorrió sus calles. No para dejar alguna vía de uso público en impecable estado, todo lo contrario, se utilizó para destruir discos compactos. Increíble. Me llama la atención eso sí, que en esta democrática metrópoli en la que vivo no se escuchen voces contrarias a esta aplanadura, perdón, quise decir chifladura. Mentira. Hay quienes no están de acuerdo, lo que pasa es que tienen mejores cosas que hacer. De todas maneras, no hay donde quejarse ya que los pocos medios de comunicación que nos mantienen informados son absolutamente parciales. A veces pareciera ser que aquí solo nos enteramos de lo que cierto grupo quiere que nos enteremos. No puede ser. Debo estar equivocado. Aquí igual que en cualquier otra parte todos nos resfriamos de vez en cuando. Caemos en cama con fiebre alta y hasta perdemos la voz. No somos distintos al resto del país.

Si alguien viene a cantar a mi ciudad de ninguna manera significa que está dando su apoyo incondicional a las políticas locales como lo son el aumento de sueldos a los amigos más cercanos del alcalde o el abuso de quienes se sirven de la crisis para aprovecharse de sus empleados asfixiándolos poco a poco. No. Ellos vienen, cantan y cobran, o mejor dicho cobran y luego cantan. Ese es el orden. Lo hacen por dinero. Lo hacen porque para eso les pagan y de no ser así lo hacen para aparecer y ser vistos. Ese tipo de cosas ayudan a las carreras. Mi madre decía que nadie da una puntada sin hilo. En todo caso, no todo en la vida es político. De hecho, el asunto sólo es conflictivo aquí en especial frente al Versailles y tampoco para toda la comunidad sino que para unas pocas personas. Lamentablemente, entre ellos hay uno que sabe manejar aplanadoras. Triste, ya que estas meten mucho ruido. Contaminan. Si no son usadas para lo que fueron creadas, entonces simplemente están siendo usadas de mala manera. ¿Acaso ya nadie se preocupa del medio ambiente? A mí sí me preocupa. La contaminación es cosa seria y con esto de la porcina en el ambiente peor.

Todos nos contagiamos de todo alguna vez en la vida querámoslo o no. Así son los contagios, contagiosos. No se pueden evitar por más que uno se esconda detrás de una máscara o se desintegre las manos con esos cositos que matan los gérmenes. No hay por dónde. Las enfermedades no respetan ni a los famosos. Horror. Quien lo hubiera dicho. Eso nos pasa por descuidados. Por dejar que las cosas pasen sin preocuparnos. Se terminan escapando de las manos. Eso pasó con el ozono y miren el medio agujero que tenemos sobre nuestras cabezas. Si no se hace algo a tiempo estas aplanaduras se terminan escapando de las manos. Cada vez son peores. Pandemia de chifladuras en el ambiente. Ya no será seguro caminar por la calle ocho. Ojalá ese día no llegue nunca.

: : Con el colchón en la mano

Antiguamente y estoy seguro de que en muchos lugares aún se practica, las personas guardaban su dinerito dentro de los colchones. Daba lo mismo dormir mal o que la espalda estuviera desviada. El dinero estaba seguro. Hoy la cosa no es así. En mi banco si me descuido me cobran algo nuevo. De a poco me quitan y me quitan. Uno se las pela para ganar dinero y el banco se las arregla para sacármelo. Un chiste. Como gusanitos se van comiendo de a poco mis ahorros. En todo caso no son sólo los bancos. El sistema completo esta dado para comernos el dinero.

Pero en el fondo soy un romántico. Se nos acaba el verano y es época de aniversarios. Aniversario, aniversarios. En todos lados alguien está celebrando algo importante. Qué alegría. Que satisfacción. Nada como celebrar. Pero no es por ser aguafiestas, pero no todos los aniversarios son materia de celebración y regocijo. Algunos son todo lo contrario. Hace un año el colapso de Lehman Brothers – el cuarto banco de inversiones más grande del país –, precipitó el pánico que prácticamente llevó al sistema financiero del país a sucumbir, algo que como era de esperarse tuvo repercusiones en todos lados. Cuando los grandes estornudan se refrían los chicos. En todo caso, hoy pocos lo recuerdan ya que los medios de comunicación han hecho bien su trabajo. Ellos se han encargado de que la pandemia de la gripe porcina ocupe los cerebros de los espectadores. Llenando de miedo los corazones. Miedo, de eso se trata la cosa. Pobre Miss Piggy. Se ha ensuciado su nombre vilmente.

Puede que sí o puede que no, pero si uno busca en internet palabras y nombres relacionados con esa enfermedad encontrará que Donald Rumsfeld está asociado a la empresa que fabrica la vacuna milagrosa. Más aún, es uno de los dueños. Casualidades de la vida. Meras coincidencias.

Después de lo de Lehman y sus otros hermanos acaudalados, la cosa es que no se puede regresar al sistema financiero que teníamos. No sólo porque colapsó sino que por otras mil razones. No hay que reconstruirlo. Hay que construir uno nuevo. Uno que esté a la medida de las necesidades de los ciudadanos. Necesitamos algo que nos de mayor seguridad. Hay que ver como recobramos la confianza en el sistema. Los banqueros nos fallaron. Guardar el dinero en colchones tampoco es una buena idea. No son seguros. Además con lo convulsionado de la economía es importante tratar de dormir bien cada vez que se pueda. Los colchones ahora son más importantes que nunca.

Por ahí hay quienes hablan de tener un buen colchón refiriéndose a los ahorros. Simpática figura. Supongo que esa frase salió de esa época que mencioné al principio. Lo más probable es que así sea. Siempre dicen los mayores que los otros tiempos fueron mejores. En otros tiempos se vivía mejor. Puede que así fuera. En verdad lo que sucede es que antes éramos más ingenuos. Nos usaban y no nos dolía tanto. Ahora, gracias al internet, la televisión, el cine hemos ido descubriendo que por años se ha hecho con nosotros lo que se ha querido. Nos han vendido ilusiones. Nos han llenado la cabeza de pajaritos. Generalmente es tarde cuando se despierta de ese encantamiento. Cuando llega ese momento para muchos ya da todo lo mismo.

¿Qué pasó con el paquete de rescate financiero? Ni idea. Ya fue repartido entre los grandes ejecutivos y ya se fueron todos a retiro con sus bolsillos llenos. Supongo que así terminó la cosa. A mí no me tocó ni un solo peso de ese paquete. Ni uno. De hecho, hace tiempo que no me tomo unas buenas vacaciones. Mi colchón está vacío. Setecientos millones de dólares fueron entregados y no para costear una guerra. Al menos eso es lo que nos dijeron. Pero nos mintieron. Si hubo una guerra y por si no lo sabían, fuimos nosotros los que la perdimos. No sólo eso. Sino que seremos nosotros los que la pagaremos. Soñemos que los bancos van a pagar el favor recibido. Sigamos siendo ingenuos. Ya que ahora que cambiamos a la señal digital las películas de Hollywood se verán mejor.

: : No sólo de zapatazos vive el hombre

Mientras ataba mis zapatos esta mañana, cautivado por el aroma del café, el noticiario me regalaba los titulares. Muchos. Un montón. Había un poco para cada quien. Sin duda este martes será un día noticioso. De esos entretenidos para los cibernautas y teléfilos empedernidos. Con la muerte del actor, bailarín y karateca Patrick Swayze se llenarán varias páginas. Dura fue su batalla. Por más que uno espere la muerte de una persona cercana, la verdad es que nunca se está preparado para cuando llega. No es ni una gracia.

Menos doloroso fue lo logrado por Martin Del Potro. Una hazaña. Ganarle a Nadal y a Federer no es cosa fácil, sin embargo este niño lo hizo. Se pasó. Se llevó a casa la copa de la Gran Manzana. Una proeza que lo dejó inscrito en los anales de la historia de los deportes. El muchacho ya es un mito. Aunque no gane ni un solo partido más en su vida – cosa que dudo –, ganó el US Open, derrotando al número uno del mundo. Como ya dije, se pasó. Tiene tan sólo veinte años. Un niño. Yo a esa edad andaba persiguiendo camareras en Portland. Mi amigo Raúl dice que todo está escrito en las estrellas. Puede ser. Quién soy yo para refutarlo. El más contento con esta gesta debe ser Maradona, de más que con esto le darán un respiro al depreciado y vilipendiado Diego. En todo caso, él se lo buscó solito.

Otra noticia es la de la liberación de Montzar al Zaidi por buena conducta. Para quienes no lo recuerdan, es el periodista iraquí que le tiró el zapatazo al ex presidente. Ahora es héroe nacional. Una figura adorada por miles. Según cuentan los cables, varios corderos fueron sacrificados en su honor. Un “bábbaro” dirían por ahí. Como era de esperarse, ahora dice que fue torturado y que teme por su vida. Me pregunto si le habrán tirado zapatos hediondos mientras dormía. Puede ser. Quién sabe.

Creo que todo el asunto de Iraq nunca ha tenido sentido para nosotros los pobres civiles que no tenemos intereses económicos. No. Nosotros no sabemos de esas cosas. Pero para algunas personas muy bien instaladas en el gobierno si. Para ellos lo de Iraq está muy bien. Da lo mismo que sigan muriendo soldados norteamericanos o civiles que no tienen nada que ver. Eso no importa. Eso es parte del negocio. Si lo que hay que arriesgar son vidas, no importa. Sin riesgo no hay ganancia. El asunto no es ganarle nada a nadie. El asunto es el dinero. Así de simple es la cosa. Hace tiempo que nadie habla de cuántos soldados han muerto desde que empezó este asunto. Sin embargo, por si no lo recuerdan, Bin Laden sigue vivo y mandando mensajes. A veces he llegado a pensar que este caballero de barba larga y turbante no es más que un cuento. Una razón para justificar todo lo otro. A veces me parece que todas esas teorías de conspiración que circulan por el internet tienen más sentido que lo que pasa en Iraq.

No sólo a zapatazos se logra ser famoso, también a raquetazos. Lo de Del Potro es otro cuento. El niño se ganó millón y medio de dólares por ganarle al número uno. Sin duda se los merece. Se los ganó peleando en la cancha. Sin hacer trampa y sin inventar triquiñuelas. A lo mero mero diría algún cuate jubiloso. Así es como se debe hacer. El premio al esfuerzo llega. Tarda pero llega. Es verdad que a veces parece tardar demasiado, más de la cuenta, pero paciencia. Todo está escrito en las estrellas.

: : El respeto perdido

En el paradero de la calle 137 se subió al bus una señora que no paraba de hablar por teléfono. Era pequeñita ella. Cabello rojo, parecido al de la cara de Hellboy. Denotaba una ausencia casi absoluta de gracia. Sus zapatillas Puma de color café resaltaban en su atuendo poco femenino. Era como para mirar a la señora esta que no paraba de hablar ni para tomar aire. Durante todo el viaje nos deleitó a todos con su conversación.

Su falta de delicadeza y pudor nos permitieron a todos los presentes enterarnos de cosas tan interesantes como que Anita iba a meter a la vieja al asilo. Que el rubio estaba con Madi sólo por interés. Que Ramiro no le trabaja un día a nadie y que está secando a la pobre Luisa y que Junior sigue engañando a su señora. La pobre Charo no sabe nada. Terrible. Ese Junior es un descarado. No tiene perdón de Dios.

Ya en la oficina me puse a leer los diarios. El fin de semana no leí mucho. Como que me desconecté. Sin embargo noté en mis amigos Facebookers un dejo de rabia hacia cierto personaje que nunca había oído nombrar. Lo que a ellos molestaba grandemente era el desmadre de Kaney West en los premios MTV, algo que a mi entender no debería sorprender a nadie. Especialmente después de que no son pocos los que encuentran correcto lo que hizo el senador republicano Joe Wilson. Que un rapero se suba a un escenario y le falte el respeto a una señorita como sacada de la pequeña casa en la pradera no tiene chiste. Pero ¿si dejamos pasar la desubicación del senador porque vamos a cuestionar al rapero afroamericano? No hay como. Con que moral. Hay quienes simplemente perdieron el norte y hacen lo que quieren.

¿Esa debe ser la actitud que se espera de las nuevas generaciones? Eso es algo que nadie me explicó a mí. Lo que se necesita para salir adelante en la vida es simplemente pasarse la enseñanza que entregan las escuelas y los padres por donde el sol no brilla, ya que sólo con que sean capaces de hacer rimas basta. Un rap pegajoso y estamos listos. Malas palabras, mala actitud, desprecio por las buenas costumbres, cero respeto por la autoridad y el sexo femenino y ya. Cómo nadie me lo dijo antes. Con esa actitud ya estaría en el Senado. Tenía todas las prioridades en mi vida cambiadas. Que tonto fui. Pensé que si hacía las cosas como me enseñaron mis padres me iría bien. Que inocente. Me creí el cuento.

Para quienes no saben, el rapero Kaney West subió al escenario en el momento en que la jovencita Taylor Swift daba las gracias a medio mundo por su premio, algo que para el artista de color no estuvo bien, ya que según su opinión fue otra persona la que debió ganar. Su opinión da lo mismo. Lo que hizo esta mal. Igual que lo de Wilson. Mal. Ninguna de estas acciones debe ser perdonada ni aceptada ya que el ejemplo que se da a la juventud es el equivocado. Se les dice que ese modo de actuar es lo correcto. A menos que ya a nadie le importe la educación de nuestros hijos. Pienso que no deberíamos mirar hacia el otro lado. Es tiempo de pararse y enfrentar este mal.

La falta de educación es algo tremendo. El problema es que hay algunos desalmados a quienes no les importa nada de eso ya que están ganando dinero por montones. Eso es lo único que les interesa. El dinero. Las buenas costumbres dan lo mismo. La buena educación es un mito. Una leyenda que se perdió en el tiempo. Una pena. Creo que la señora del pelo rojo es un buen ejemplo y sumémosle a Ramiro y a Junior. Lo del rapero y lo de Wilson también son buenos ejemplos. Chávez es otro. Igualmente Ehud Barak. Todos ellos demostraciones de un respeto que se ha perdido y que a nadie parece importar. Como podemos ver no es sólo aquí, la cosa es una verdadera pandemia.

: : Los iluminados

Hace unos veinte años arrendé una habitación en una casa en la calle Elm. Una verdadera pesadilla. Era una calle oscura. La pieza pequeña. No fue un momento feliz por muchas razones. Pero bueno. Hoy es viernes y no hay para que perder el tiempo en recuerdos poco agradables. Todo recuerdo puede ser unido casi de forma inmediata con una dirección física. Increíble. Durante unos pocos años regresé a Chile. En ese entonces viví un tiempo en las calles Lira y en Portugal. Después me casé, y nos mudamos al barrio conocido como Ñuñoa, a un bello departamentito en la calle Simón Bolívar. Hermosos recuerdos guardo de ese tiempo.

Hablando de Bolívar, en Venezuela Chávez dice ser su reencarnación. No lo creo. La reencarnación está vinculada al concepto del "Karma", según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. Dudo que el libertador tuviera tan mal karma. No puede haber sido tan mala persona. Imagino que don Simón haya sido un alma vieja. ¿Porqué castigarlo volviendo a la tierra reencarnado de tan mala manera? Horror. Pobrecito. Las religiones cristianas no aceptan la reencarnación. Por eso es que Huguito debe ser ateo. El sí lo cree. Se considera un iluminado. Y qué me dicen del pastor boliviano que por “inspiración divina” secuestró un avión porque quería hablar con el Presidente. Una maravilla. Encontró la mejor manera de pasar por encima de la burocracia. No tuvo que perder el tiempo hablando con la secretaria de Calderón. Los iluminados son un peligro público. Claro que estos iluminados no tienen nada que ver con los relacionados a las teorías del nuevo orden mundial. No señores. Estos representan todo lo contrario. Sólo podrían asociarse con altas dosis de estupidez, poco sentido común, alcohol y posiblemente drogas de todo tipo.

Los iluminados modernos no dejan de espantarme. En verdad pareciera ser que más que iluminados representan todo lo contrario. Lo que revelan es oscuridad en sus cabecitas. Lo increíble es que haya quienes los sigan y les pongan atención. Esos son aún peores. Generalmente estos seguidores de los iluminados andan más perdidos que ellos. Triste. En la oscuridad es difícil pensar con claridad. Eso me pasa cuando camino por mi casa en la noche. Es difícil moverse con facilidad cuando la luz está apagada.

Hablando de iluminados, me parece increíble lo que hizo Joe Wilson el otro día. Su exabrupto durante el discurso del presidente no tiene perdón. Eso se podría esperar de mafiosos conservadores o de algún loco en la radio o en la televisión como Rush Limbaugh o Sean Hannity, pero no de un senador. Ese tipo de faltas de respeto no deben ser aceptadas. Me parece que esas chifladuras mediáticas para conseguir notoriedad sólo podía venir de personajes olvidados, desesperados por un poco de tiempo en la televisión. Me equivoqué una vez más. Ahora Wilson, aprovechando su cuarto de hora, está pidiendo dinero para ser reelegido. Lo más probable es que lo consiga. No veo porqué no. No son pocos los que celebran ese tipo de acciones. Insisto en que los iluminados son un peligro para todos.

Miami es una ciudad aburrida. Las calles no tienen nombre sino números. En Manhattan da lo mismo. Pero Miami no es Manhattan. Tampoco es Cuba ni Venezuela. Es una ciudad que ha crecido sin control alguno quitándole terreno a los pantanos. Pobres cocodrilitos. No sólo han visto reducido su territorio sino que ahora además lo deben compartir con las Boas que son dejadas en libertad por sus iluminados dueños que las compraron como mascotas. Los pobres no sabían que las culebrillas esas crecían. No hace mucho dos niños encontraron una de gigantescas dimensiones en un tubo del alcantarillado. Extraordinario. Me acuerdo de una ocasión en que en la casa de mis suegros encontramos una culebrita flaca y asustadiza saliendo del desagüe. Mi cuñado la capturó y la soltó no sé dónde. Yo me había ido al estadio con los niños. El hecho sucedió un domingo.

La verdad es que esta ciudad despierta en mi sentimientos cruzados. Me gusta y a la vez no la soporto. Supongo que eso me pasaría en cualquier parte. Uno nunca esta cien por ciento conforme con lo que tiene, ni donde está. Sospecho que eso es parte de nuestra naturaleza humana. A todos nos pasa igual en mayor o menor medida. Tenemos días y días. Qué le vamos a hacer. A veces me despierto y todo me molesta. Otros no. Hoy es viernes, así que estoy de buen humor.

: : El mundo en que nos tocó vivir

John Lennon tuvo una amante con el permiso de Yoko Ono. Se llamaba May Pang. Fue durante un fin de semana perdido que duro año y medio. Fantástico. Vi una foto de la señora Pang. Con sus ojitos achinaditos, sus lentes grandotes y su pañuelo en la cabeza. Era mucho mejor que la señora Ono. Nunca he podido entender que le vio John a Yoko. Si no hubiese aparecido ella en su vida tal vez los Beatles seguirían juntos. Quizás John no se hubiera mudado a New York. Quizás John seguiría vivo. Creo que los Lennon-Ono no eran tan felices como decían. Eran excéntricos y con eso ocultaban todo.

No me considero fanático de los Beatles para nada, sin embargo reconozco que fueron unos adelantados para su época. Una buena mezcla se dio ahí. Los cuatro muchachos de Liverpool y Sir George Martin. Ahora los melenudos han regresado en gloria y majestad. Con esto del juego RockBand los fanáticos están felices. Como locos. Haciendo vigilias a las afueras de las tiendas como en los viejos tiempos. Lástima que Juan Pablo II o Lady Di no tocaran en ninguna banda. Tal vez ahora estarían de vuelta. Claro que no se han ido. Los grandes nunca se van del todo. Permanecen. En general toda persona que ha sido querida permanece a pesar de la muerte. Por supuesto que los famosos permanecen por más tiempo, esa es la diferencia.

Hoy escuchaba en la radio a un comediante que defendía el ataque de Hiroshima y Nagasaki. Como si fuera poco, hablaba hinchado de orgullo de una foto que tenía de la explosión de la bomba atómica firmada por los cuatro tripulantes del Enola Gay. Se puede encontrar cualquier cosa en Ebay. Hay cosas de la vida que no puedo entender. No puedo entender el orgullo que se pueda sentir de una acción tan cobarde como lanzar una bomba de esa magnitud sobre miles de inocentes. Yo no estaría orgulloso de algo así. Mañana se cumplen ocho años del ataque a las Torres Gemelas. Otra gran cobardía, sólo que esta vez en casa. Todas las cosas dependen del cristal con que se miran. Vivimos en mundo en que todo es relativo. No olvidemos nunca eso. No seamos livianos a la hora de juzgar la paja en el ojo ajeno. Por ahí dicen que el que esté limpio de pecado lance la primera piedra. Yo no estoy para tirarle piedras a nadie.

No comparto ningún acto de violencia como algo necesario. No puedo entender que la única forma de solucionar los problemas sea peleando. Aniquilando. Pisoteando. Subyugando. El gran pacifista que fue John Lennon murió asesinado por un fanático religioso absolutamente desequilibrado. Terrible. Se supone que Dios es amor sin embargo los peores derramamientos de sangre del planeta han sido hechos en su nombre. ¿En qué mundo nos ha tocado vivir? ¿En qué momento perdimos el norte como especie? Creo que estamos en el instante preciso de sentarnos a reflexionar. Especialmente ahora que los Beatles surgen nuevamente como inspiración de multitudes gracias a un video juego. "Todo lo que necesitas es amor" cantaban. Puede que ahora le pongamos mayor atención a su mensaje. Pueda ser que ahora les hagamos caso.

No hay nada peor que un fanático de lo que sea. Son irracionales. No entienden razones. No ven las cosas como en verdad son. Se pierden. Se descontrolan. Los fanáticos se ponen peligrosamente al borde de la locura. Lamentablemente, los exaltados estos no son pocos. Están por todos lados. Crecen debajo de las piedras. En las iglesias, sinagogas, mezquitas, estadios, callejones, escuelas y a las afueras de los Seven-Eleven. Están en cualquier parte y son peligrosos.

Hay quienes culpan a Yoko Ono de que los Beatles se separaran. Hay quienes nunca le han podido perdonar eso, sea o no sea cierto. Tal vez se iban a separar de todas formas. Puede ser que los cuatro amigos de Liverpool no se soportaran. Crecieron y sus vidas tomaron avenidas diferentes. Quién sabe. Fatiga de material diría un mecánico que una vez conocí. Todo lo que se descompone es por fatiga de material decía. Tal vez el material humano que creó piezas musicales que hasta la actualidad deslumbran se fatigó. No había más que hacer. Ahora sólo quedan dos de los cuatro. Es imposible pensar en una reunión como la de los Eagles. Ese sueño terminó un ocho de diciembre de mil novecientos ochenta en manos de un fanático chiflado. Hay que tener cuidado de los fanatismos. No le hacen bien a nadie.

: : Creer o no creer…

Nueve, nueve del cero nueve. Hoy renacen los Beatles para millones de fanáticos. Se casan un montón de chinos supersticiosos. Los mentalistas, adivinadores, religiosos y vendedores de fortuna hacen predicciones de todo tipo. Se prenden velas de todos colores. Inciensos. Un gran día para creerse cualquier cuento. Hablando de cuentos, hace unas pocas semanas me llegó un correo electrónico donde me decían que me había ganado la lotería en otro país del otro lado del atlántico – no recuerdo bien cual –, lo encontré genial. Mi fortuna no sólo había mejorado sino que además lo había hecho en otros países también. Así es la suerte supongo. No tiene fronteras. Si soy afortunado aquí porqué no habría de serlo allá. Me parece que es de lo más lógico.

El email me pedía que respondiera mandando todos mis datos personales. Ahí me saltó una duda pequeña. ¿Cómo habían sabido ellos de mí por allá en el viejo continente? ¿Podría ser todo no más que una cruel broma? Horror. No puedo creer que haya personas así de desalmadas. ¿Cómo es posible tanta crueldad? No sé que habrá pasado con mi premio, el asunto es que ante las no pocas dudas no lo cobré.

Mi casilla de correo electrónico siempre está llena de mensajes no deseados, igual que el buzón de mi casa. Es lo que más llega. Pura basura. Debe ser buen negocio mandar porquerías por correo. Hay alguien en alguna parte que se está llenando los bolsillos a costa de mandar cosas que nadie quiere. Pero todos caemos en eso una que otra vez. ¿Qué tal esas cartitas que dicen que si no se las mandamos a un montón de personas en los próximos pocos minutos no tendremos buena suerte, o no se nos cumplirán los deseos o quién sabe qué más? Al principio era entretenido. Ya no tanto. Sin embargo no dejan nunca de llegar.

Una vez le hicimos una broma a un compañero de trabajo y pusimos su número de teléfono en una encuesta y lo comenzaron a llamar números ochocientos de todo el país. Él se quejaba y nosotros nos reíamos. Que diablillos fuimos. Me acuerdo y me río. A mí de vez en cuando me llama uno que otro número ochocientos ofreciendo más basura. Apenas puedo con todo lo que tengo guardado como para ponerme a comprar más. Es un cuento de nunca acabar. Correos no deseados y números ochocientos. Increíble. Cero respeto por nosotros los usuarios de lo que sea que usemos. Los usuarios somos usados de mil maneras y sin el menor respeto. Cero.

Hacer bromas es entretenido mientras uno no complique a la otra persona. No soy mucho de hacer bromas en todo caso. Soy un irrespetuoso es verdad, pero no me lo paso haciendo bromas todo el día. Hay gente que es buena para eso. Son los menos en todo caso. Yo me declaro un incompetente en el departamento de las bromas, pero faltar el respeto sin que nadie se de cuenta es mi especialidad. Para eso si que soy bueno. Un cara dura dirían por ahí. Si hubiera un ranking podría estar entre los top cien. No digo top ten ya que sé que en este país hay varios que merecen estar ranqueados es esas casillas más que yo. Lo mío es molestar en la oficina. No le hago daño a nadie, generalmente son bromas que solo los más cercanos a mí entienden. Pero no soy el único, ya que por suerte comparto el mismo mal hábito con otros compañeros de trabajo, incluso en casa con mi señora. Mi viejo también tiene el mismo sentido del humor sarcástico dirían algunos. El sentido del humor es importante, ayuda a que el día sea menos pesado. Una cosa es que nos guste lo que hacemos, y otra es que disfrutemos en el lugar en que lo hacemos. Trabajar en un ambiente agradable haciendo lo que a uno le gusta es un regalo. Un verdadero premio.

Hoy es un día místico. Especial si uno quiere creerlo así. A veces es simplemente cosa de creer. Hoy es una fecha ideal para jugar a la lotería. Qué le vamos a hacer, así es la vida. Todos de una forma u otra somos supersticiosos. Todos queremos creer en algo, en lo que sea. Para muchos es la razón de levantarse por la mañana, ver si se le puede torcer la mano a la suerte. Hoy puede ser ese día. Nunca supe lo que pasó con mis millones de dólares. Nunca respondí el correo electrónico. Comentando el hecho con algunos conocidos me di cuenta de que habían recibido cartas semejantes. Más sospechoso aún el asuntito. En mi caso no me sentí muy cómodo con todas mis preguntas sin respuesta. Preferí no correr riesgos innecesarios. Ustedes me entienden. Lo más probable es que hubiesen hecho lo mismo. Lo claro es que los millones no están depositados en mi cuenta. Por suerte no estoy sobregirado. Esperemos que siga así la cosa.

: : Después del resfrío

Me agarré un resfrío de miedo, de esos que lo tumban a uno, así que como era de esperarse me pasé el fin de semana en cama. Por suerte no fue la porcina, sino que sólo un resfrío común y corriente. Todo comenzó la semana pasada después del gracioso aguacero que me pilló sin paraguas. Esa misma noche empecé a sentirme mal. Lo importante es que aguanté hasta el viernes. En tiempos de crisis no es bueno faltar ni un solo día al trabajo ya que todos somos reemplazables. En todo caso, de más que gracias a mi valentía de aguantar parado y con las botas puestas mi resfrío sin faltar un solo día al laburo, más de un compañero de trabajo debe haberse contagiado. Pero eso no es mi problema. Lo importante es que no falté y que esta semana será corta. No me puedo quejar de nada ya que gracias al resfrío descansé. Me repuse. Creo que me hacía falta. Lo necesitaba. A veces hace bien parar la máquina y dormir. Es necesario. Es vital. El problema es que el resfrío aún no se me quita al cien por ciento pero que le vamos a hacer. Ese no es más que un detalle.

Al parecer después del fin de semana largo volvieron todos los automovilistas a la calle a la misma hora. El trancón en la 88 era gigantesco. Pasamos por lo menos diez minutos parados en el mismo sitio. Por suerte no llegué tarde al trabajo. En el auto de al lado iba una mujer que se secaba el pelo con una toalla. He visto de todo en mis viajes en bus. Mujeres maquillándose, comiendo, hablando por teléfono pero nunca a nadie secándose el pelo con una toalla. Eso no es nada, parece que después del descansado fin de semana volví más despierto, tanto así que me encontré dos dólares botados en la calle. Los vi de lejos. Me acerqué y los recogí. Me acordé de una vez que caminando con mi viejo nos encontramos cinco mil pesos botados en la calle y nos fuimos a cortar el pelo. Lo pasamos bien ese día.

Este feriado del día del trabajo fue especial por muchas razones. No sólo porque lo pase en cama durmiendo tratando de pasar mí resfrío, sino porque en medio de la crisis económica en la que nos metieron unos pocos banqueros desquiciados me siento afortunado de tener trabajo. Siempre pienso en que quiero algo mejor, y no me doy cuenta de que al menos tengo algo. Soy afortunado a pesar de que en ocasiones no lo veo así. Quiero más, a veces simplemente no es el momento. Hay que esperar. Alguna vez escuche a alguien decir que el problema que tenemos los sudamericanos en general es que fuimos colonizados por lo que dejó la ola. Colón se vino con lo que encontró. El proceso de selección de personal para sus tres carabelas fue bastante mediocre. Gracias a eso la mezcla que se produjo por estos lados dejaba mucho que desear. Claro que no creo que sea tan así la cosa. Cuando miro las revistas sociales europeas me doy cuenta que en la aristocracia también encontramos los mismos vicios que nos achacan y algunos peores. Mi señora se ríe de mí porque me creo vasco. Pero que le voy a hacer. Todos de una forma u otra quisiéramos ser más de lo que somos. Siempre queremos algo que no tenemos. Ser otro aunque fuera por un día. Por eso es que las historietas de superhéroes son tan populares. Por eso es que uno va al cine. Por eso leemos libros. Son algunas de las formas que hemos encontrado para eludirnos de la realidad. Ayer leí que habían elegido a Batman como el más popular de todos. No me pareció extraño para nada. Es el más común y corriente de todos. El mayor de sus súper poderes es que tiene mucho dinero.

Hoy seguimos con lo mismo de las semanas anteriores. Nada nuevo. Pasamos el día tomando café y hablando de fútbol. Lo mío es escuchar música mientras trabajo. Ahí está mi punto. Donde mejor me siento. Metido en el computador con los audífonos puestos escuchando alguna radio de cualquier lugar menos de acá. No soporto las radios locales excepto una.

El día había sido largo y pesado. Alguien por ahí lo llamó tortuoso. Eso me suena un poco a exageración. Siempre aparecen días así en la bitácora. Por suerte no son los más sino que son los menos. De vez en cuando hacen bien. No me puedo quejar. Lo bueno de días pesados como el de hoy es que uno disfruta más el regreso a casa. El viaje en tren y luego en bus. Ustedes saben. La hora y un poco más de viaje. Pero no me quejo. En Chile era más o menos lo mismo el viaje a casa. La única diferencia es que acá los buses no paran en cualquier parte ni se suben vendedores ambulantes. Ahora que lo pienso, si se suben. Hace unos días iba de vuelta a casa cuando en una de las paradas se subió un tipo grandote. Traía dos bolsos de mano. De esos que usan los muchachos para llevar sus cosas al gimnasio. Los bolsos venían llenitos. El personaje en cuestión vendía perfumes y relojes. Su tienda eran los dos bolsos. Una señora le compró un perfume y antes de bajarse del bus, el comerciante le dijo que no se aceptaban devoluciones. Increíble.

: : El primer jueves de septiembre

Un hermoso día soleado. El bus pasó a la hora y el tráfico estaba bastante despejado. Increíble como un día soleado cambia las caras y el ánimo de las personas. Pareciera ser que el estrés de la semana que aún no termina quedó guardado en un cajón del escritorio.

Faltan dos meses aún y ya puedo ver adornos del día de brujas asomando en las vitrinas. Después viene Acción de Gracias y se nos acabó el año. Asombroso lo rápido que pasa el tiempo. A mi lado viaja un hombre de cabeza perfectamente afeitada y brillosa que come un plátano. Dejó la cáscara en el asiento de al lado. Supongo que no pensará dejarla ahí cuando bajemos, sin embargo eso no sería raro. En el paradero estaba fumándose un tabaquito y lo apagó justo antes de subir al bus. El aroma del puro y el plátano mas el perfume de una señora que se subió cargada de bolsas no es para nada una mezcla agradable. Pero da lo mismo. El día está hermoso, el tráfico expedito y mañana es viernes. Mi ánimo esta a mil.

En general siempre trato de estar de buen ánimo. Nunca he podido entender bien a esas personas que llevan vidas miserables y no encuentran nada mejor que hacer que todos a su alrededor se sientan como ellos. Patético. No soy muy de dramas. No va por ese lado mi gusto.

Lo que más disfruto del viaje en bus es que voy más alto que los demás vehículos. Desde mi asiento veo todo en platea. En el auto de al lado, un Scion color oro, va un muchacho con una camisa gris satinada, con el pecho descubierto y lleno de colgajos plateados. No parece ser empleado bancario, contador ni abogado. Más parece músico de banda tropical. No para de hablar por su celular y de tocar la bocina. Pareciera ser que va apurado. En el auto del otro lado, una señora más o menos robusta se pinta mirándose en el espejo retrovisor. En otro automóvil otra mujer revisa los apuntes en su agenda. Recién pasó una que cantaba a todo pulmón. Desde mi palco motorizado puedo ver todo. Una delicia. Por supuesto que cuando nos bajamos del bus la cáscara de plátano quedó ahí.

Ya en la oficina di vuelta la hoja de mi calendario y ahí estaba septiembre. El mes de la patria, de los volantines, de la chicha y de las empanadas. Tiqui tiqui ti. Es verdad que soy gringo. Pero eso no siempre fue así. Nací en Chile. En Santiago. Soy un citadino de tomo y lomo. Podría decir que con los años soy gringo de profesión y de adopción. No me juzguen, miren que la migra está muy pesada como para estar poniéndose difíciles con eso de la nacionalización. Durante un buen tiempo me hice el loco, pero eso se acabó. Después de ocho años de delirio tenía que votar.

De mis septiembres en Chile recuerdo el olor a empanadas. Pero eso era típico todo el año, especialmente los domingos. Nunca fui muy bueno para tomar chicha. Me acuerdo de un 18 de septiembre en que amanecí a una cuadra de mi casa debajo del árbol de la casa de los Fernández. Juré nunca más tomar de esa manera. Mentí. A la semana estaba tomando de nuevo. Ya no bebo mucho. Sólo esporádicamente. Sospecho que por un tiempo como que se me quiso pasar la mano con eso de la tomatera. Pero ya pasó. Esos días quedaron atrás. Ahora por allá se preparan para las elecciones presidenciales. La cosa se ve entretenida. Los candidatos se han ido palo a palo. Espero que no gane el empresario. Ojalá que nadie se olvide de cómo fue que consiguió sus millones. Mi voto es de conciencia. Nunca lo botaría a la basura. Cada voto cuenta.

Pero acá nadie sabe de eso. Hoy tuvimos otra reunión sin sentido en mi oficina. Lo único que se saca de ellas son nuevas frases celebres de Lucy, nuestra querida Lucy. A parte de eso nada. Creo que las luces están encendidas pero no hay nadie en casa. Pero qué le vamos a hacer. Hay veces en que mientras menos se sabe mejor se vive. Este parece ser uno de esos casos. La cosa es que es jueves. Viernes chico dicen por ahí. Eso me alegra mucho. Sin duda que la proximidad del fin de semana, unida al hermoso día soleado ayudan grandemente. Ahora me avisan que el pago no será más semanal sino que quincenal. Horror. Se nubló mi jueves.

: : Se equivocó la gitana

No me gusta la lluvia. Supongo que en alguna parte de mi cabeza debe haber algún doloroso recuerdo bloqueado que tiene algo que ver con ella. Tal vez pasó algo terrible y casualmente ese día llovía. Quien sabe. En una de esas no me ha pasado nada y simplemente no me gusta porque sí. Si hiciera una lista de las cosas que no me agradan no podrían quedar fuera los circos y en especial los payasos. Tampoco pueden quedar fuera las gitanas.

No me gustan la lluvia, los payasos ni las gitanas. Una vez una gitana me tomó la mano y no me la quería soltar. Me dijo que si no le daba una moneda tendría mala suerte. La maldición de las gitanas a las que tanto le temen los borrachitos del mercado. La cosa es que no le dí la moneda, recuperé mi mano y me fui volando. Ella me gritó algo que no recuerdo. No creo siquiera haberlo oído. No miré para atrás. Simplemente me fui. Desde entonces, cada vez que veo una gitana o un payaso les hago el quite. Con la lluvia trato de estar preparado cargando en todo momento con un paraguas en la mochila.

A la salida del trabajo me pilló un aguacero de esos que dan miedo. El cielo se iluminaba, Truenos, relámpagos y mucho viento. Cosa rara, andaba sin mi paraguas negro. Lo había dejado en el balcón de mi casa. La noche anterior se lo había prestado a mi hijo y no lo puse de vuelta en mi mochila. Horror. Mala cabeza la mía. Como se fue a olvidar.

El cielo se veía gris. Una sola nube se había parado sobre la ciudad. Más o menos media hora me quedé parado debajo de un cobertizo mientras la lluvia caía sin dar tregua. No era el único descuidado a quien la lluvia había pillado a mitad de camino para cualquier parte. A mi lado había tres mujeres, un anciano con pantalón corto, un hombre joven con cara de contador, otro con cara de alcahuete y un guardia de seguridad. Todos capeaban la tormenta hablando por celular. Esperé pacientemente a ver si la lluvia paraba pero no. No paró ni un segundo, por el contrario, empeoró.

Desde donde estaba refugiado se veía la estación del tren. Uno tras otro se iban los trenes con dirección hacia mi casa. Al final y como era de esperarse no aguanté más y me lance a caminar rápidamente hacia la estación. Fue como saltar a una piscina. Llegué hecho sopa a la estación, pero llegué. A poco de esperar pasó el tren y partí camino a casa. En el vagón saque mi libreta y comencé a escribir.

Generalmente somos tan egocéntricos que pensamos que sólo a nosotros nos pasan las cosas buenas o malas. Hoy mientras esperaba que pasara el diluvio me di cuenta que no es así. Éramos varias personas las que estábamos bajo el mismo cobertizo. Todos esperábamos lo mismo.

Creo que la maldición de la gitana nunca surgió efecto. No dio resultado. Falló. Me di cuenta que a pesar de que no todas las cosas sean como quiero, mi suerte nunca ha sido mala. De una forma u otra siempre he logrado hacer todo lo que me he propuesto y a pesar de que en más de una ocasión ha parecido que toqué fondo, al final no ha sido así. Cuando era chico había un aviso en la radio que decía que cuando llueve todos se mojan, menos lo que usan impermeables marca Búfalo. Tal vez lleve un impermeable por dentro. Quien sabe.

No entiendo cual será mi cuento con la lluvia ni con los payasos pero creo que lo de la gitana lo superé. Cuando llegué a mi casa ya no llovía.

: : Con la nube en la cabeza

El otro día me pasó algo muy extraño. Por la mañana, después de la ducha me estaba vistiendo para ir al trabajo. Nada raro hasta ahí. Prendí el televisor y lo puse en el canal 23, ya que ahí dan las noticias locales desde temprano. Me gusta estar al día de lo que pasa. No me gustan las sorpresas. Rara vez pongo atención al pronóstico del tiempo, pero esa mañana si. Una rubia pechugona estaba dando el reporte. Dijo que el día estaría despejado, pero que se esperaban chubascos ocasionales en distintas partes de la ciudad. Rezagos de una tormenta tropical que había pasado por el Golfo de México. Chubascos aislados dijo, lo recuerdo claramente. Dispersos por distintas partes de la ciudad.

Salí de mi casa y estaba lloviendo. Llovía fuertemente. Con rabia. Sonaban los truenos encima de mi cabeza como explosiones de cuatro de julio. Me puse los audífonos de mi reproductor mp3, imitación IPod. Saqué mi paraguas y caminé hasta la parada del bus. En el paradero ya se había juntado un buen poco de agua en el piso. Así pasa siempre por todos lados de la ciudad. Cae un poco de agua y la ciudad se sumerge. Terrible, en verdad terrible. Pero qué le vamos a hacer.

Cuando llegamos a la estación del tren no llovía. Me bajé deseándole un buen día al chofer y entré a la estación. Cuando llegué a la plataforma superior donde se toma el tren veo que la nube de lluvia nos había alcanzado. Comenzó de nuevo el aguacero. De vuelta a la tempestad. Truenos y relámpagos. Agua, viento y más agua por doquier. A esa altura y aunque estábamos bajo techo nos empezamos a mojar todos gracias al viento. De nada servían los paraguas. Entonces llegó el tren. Subimos y ya. El chaparrón se quedó afuera. En la mitad del camino la lluvia ya había cesado. El cielo se veía despejado hacia adelante. El tren le había ganado a la nube acosadora. Pero la distancia que le sacó no fue mucha, ya que cuando llegamos a la estación rápidamente noté que ya todos preparaban sus paraguas. Sin más ni más saqué el mío y caminé a la oficina.

El día pasó como de costumbre, cortaditos a diestra y siniestra. Hablamos de fútbol y de la vida de Michael Jackson y su extraña muerte como hombre blanco. Todos temas muy interesantes y necesarios para el crecimiento personal.

Salí tarde. Ya la noche se había cernido sobre la ciudad y los reflejos de los faroles brillaban sobre la calle mojada. Si. Estaba lloviendo. La nube loca me había esperado todo el día. Estoy seguro que no era la misma nube, sin embargo ya a esa hora me sentí perseguido. Acosado. Los chubascos aislados habían decidido seguirme. De mi casa al trabajo y en la vuelta. Una locura. Parecía que al único que le había llovido ese día era a mí. De vuelta a casa fue lo mismo de la mañana. Las pocas lluvias aisladas cayendo abundantemente sobre mí. Escoltándome en mí regreso al hogar. Un complot. La nube había decidido estar conmigo ese día. Me había escogido. Yo era el elegido.

Por ahí hay quienes asocian una nube en la cabeza como mala suerte. Mi mamá hablaba de las lluvias de bendiciones. En este caso probablemente nunca logre entender el significado de lo ocurrido. Puede no haber sido nada más que una extraña coincidencia. La rubia pechugona del tiempo se equivocó y no fueron lluvias aisladas sino que simplemente fue mucha lluvia por todos lados. No sería la primera ni la última vez que se equivocan. En fin.

Ya en casa, no dije nada sobre la lluvia acosadora ni mis conclusiones al respecto. No lo comenté con nadie. Guardé silencio. Me lo dejé para mí. No es grato sentirse perseguido ni siquiera por una nube. En tiempos como los que estamos viviendo es peor. Es una sensación molesta. Desagradable. Las persecuciones son de otros tiempos. Ahora vivimos en la era de las comunicaciones. Del internet. De la inmediatez. Si alguien conoce a la nube esta, por favor díganle que me deje en paz.