: : El primer jueves de septiembre

Un hermoso día soleado. El bus pasó a la hora y el tráfico estaba bastante despejado. Increíble como un día soleado cambia las caras y el ánimo de las personas. Pareciera ser que el estrés de la semana que aún no termina quedó guardado en un cajón del escritorio.

Faltan dos meses aún y ya puedo ver adornos del día de brujas asomando en las vitrinas. Después viene Acción de Gracias y se nos acabó el año. Asombroso lo rápido que pasa el tiempo. A mi lado viaja un hombre de cabeza perfectamente afeitada y brillosa que come un plátano. Dejó la cáscara en el asiento de al lado. Supongo que no pensará dejarla ahí cuando bajemos, sin embargo eso no sería raro. En el paradero estaba fumándose un tabaquito y lo apagó justo antes de subir al bus. El aroma del puro y el plátano mas el perfume de una señora que se subió cargada de bolsas no es para nada una mezcla agradable. Pero da lo mismo. El día está hermoso, el tráfico expedito y mañana es viernes. Mi ánimo esta a mil.

En general siempre trato de estar de buen ánimo. Nunca he podido entender bien a esas personas que llevan vidas miserables y no encuentran nada mejor que hacer que todos a su alrededor se sientan como ellos. Patético. No soy muy de dramas. No va por ese lado mi gusto.

Lo que más disfruto del viaje en bus es que voy más alto que los demás vehículos. Desde mi asiento veo todo en platea. En el auto de al lado, un Scion color oro, va un muchacho con una camisa gris satinada, con el pecho descubierto y lleno de colgajos plateados. No parece ser empleado bancario, contador ni abogado. Más parece músico de banda tropical. No para de hablar por su celular y de tocar la bocina. Pareciera ser que va apurado. En el auto del otro lado, una señora más o menos robusta se pinta mirándose en el espejo retrovisor. En otro automóvil otra mujer revisa los apuntes en su agenda. Recién pasó una que cantaba a todo pulmón. Desde mi palco motorizado puedo ver todo. Una delicia. Por supuesto que cuando nos bajamos del bus la cáscara de plátano quedó ahí.

Ya en la oficina di vuelta la hoja de mi calendario y ahí estaba septiembre. El mes de la patria, de los volantines, de la chicha y de las empanadas. Tiqui tiqui ti. Es verdad que soy gringo. Pero eso no siempre fue así. Nací en Chile. En Santiago. Soy un citadino de tomo y lomo. Podría decir que con los años soy gringo de profesión y de adopción. No me juzguen, miren que la migra está muy pesada como para estar poniéndose difíciles con eso de la nacionalización. Durante un buen tiempo me hice el loco, pero eso se acabó. Después de ocho años de delirio tenía que votar.

De mis septiembres en Chile recuerdo el olor a empanadas. Pero eso era típico todo el año, especialmente los domingos. Nunca fui muy bueno para tomar chicha. Me acuerdo de un 18 de septiembre en que amanecí a una cuadra de mi casa debajo del árbol de la casa de los Fernández. Juré nunca más tomar de esa manera. Mentí. A la semana estaba tomando de nuevo. Ya no bebo mucho. Sólo esporádicamente. Sospecho que por un tiempo como que se me quiso pasar la mano con eso de la tomatera. Pero ya pasó. Esos días quedaron atrás. Ahora por allá se preparan para las elecciones presidenciales. La cosa se ve entretenida. Los candidatos se han ido palo a palo. Espero que no gane el empresario. Ojalá que nadie se olvide de cómo fue que consiguió sus millones. Mi voto es de conciencia. Nunca lo botaría a la basura. Cada voto cuenta.

Pero acá nadie sabe de eso. Hoy tuvimos otra reunión sin sentido en mi oficina. Lo único que se saca de ellas son nuevas frases celebres de Lucy, nuestra querida Lucy. A parte de eso nada. Creo que las luces están encendidas pero no hay nadie en casa. Pero qué le vamos a hacer. Hay veces en que mientras menos se sabe mejor se vive. Este parece ser uno de esos casos. La cosa es que es jueves. Viernes chico dicen por ahí. Eso me alegra mucho. Sin duda que la proximidad del fin de semana, unida al hermoso día soleado ayudan grandemente. Ahora me avisan que el pago no será más semanal sino que quincenal. Horror. Se nubló mi jueves.

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