Anoche estaba la escoba en el metro. Nada de raro dirán
muchos. Pero si, y como iba medio atrasado, no me quedó otra que tomar un taxi.
Como soy un conversador empedernido, saludé al conductor y empezamos a
conversar. Primero, Copa América. “Alexis es mejor que Messi y Neimar Jr”, “Vidal
es un caudillo que viene picado por no haber ganado la orejona” y “Sampaoli
sabe mucho” fueron algunas de las cosas que me dijo mi amigo taxista. De ahí,
casi sin darnos cuenta, saltamos a la política. “Yo voté por la Bachelet” me
dijo, y rápidamente agregó, “pero ahora parece que no tiene idea lo que está
haciendo”.
En el fondo de nuestra interesante conversación, sonaban los
alegres compases de algo que parecía una bachata, el nuevo ritmo nacional.
Intrigado por el tono triste de mi amigo chofer le pregunté ¿por qué pensaba
eso? Con un tono formal me respondió con otra pregunta, algo que mi mamá
encontraba de lo peor, “¿me está hueviando?”. No, respondí, y le expliqué que
en verdad quería conocer más detalles de su tajante afirmación.
¿Sabe lo que pasa?, me dijo, tengo la sensación como que no
hay nadie a cargo de esta cuestión. El país está sin chofer. La cosa se mueve
por la inercia. La jefa, que debería tener a su lado a los mejores, está
rodeada de pencas que se han puro aprovechado.
¿Acaso no son los mismos que estuvieron con ella la primera vez? Pregunté.
Na’ que ver – me respondió –, estos son unos aparecidos. Son
unos pillos, y los mandamases de los partidos políticos que la deberían apoyar,
son otra tropa de vivos. Antes había viejos que parecían más serios, como que
cachaban la pega. En serio – insistió –, en estos momentos estamos solos.
¿Qué es lo que haría usted si estuviera en los zapatos de la
jefa?
Primero, me pondría unos zapatos cómodos, por si tengo que
salir corriendo – dijo vivazmente y ambos nos reímos –. No sé, creo que dejaría
que se fueran presos unos cuantos de estos vivarachos pa’ limpiar un poco la
casa y de ahí me volvería a armar. Hay que limpiar el naipe. Mientras estén más
preocupados de cuidarse las espaldas pa’ no perder sus pegas la cosa no va a
mejorar.
Hasta ahí quedó esa plática, pero como quedé con la
duda le metí conversación a un par de compatriotas más, y los comentarios
fueron más o menos iguales. Para que la cosa mejore, es necesario que se limpie
el naipe. Los que están complicados, deberían dar un paso al costado. En todo
caso, esa sensación de indefensión es la misma que tengo hace rato, y veo que
no soy el único.
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