: : Pais de Inmigrantes

(Articulo, junio 2006)
No cabe duda que la esencia del fútbol cambió en 1930 con la primera Copa Mundial, y ya nos llegó la del 2006. Las miradas de todos estarán puestas en Alemania por todo un mes. 64 partidos en total… un verdadero festín para los enamorados del fútbol (o soccer, para los mas siúticos hispanos).
Pero aunque aparezcan elementos distractores por todos lados, hay situaciones que no cambian solo por que los medios fijen sus miradas en los estadios alemanes.
Hace algunos días, conversaba con una persona afro americana, quien me comentaba lo impresionado que se encontraba con las movilizaciones de los hispanos que se oponían a las nuevas leyes migratorias. Lamentablemente, el desorden que había notado en los noticiarios en cuanto a lo discursivo, le llamo grandemente la atención. Por lo general, siempre suceden situaciones inexplicables entre los hispanos que vivimos en este país.
La falta de liderazgo como bloque es obvia, y eso se debe a que aunque todos hablemos el mismo idioma, estamos divididos por nuestros orígenes. Los cubanos, venezolanos, colombianos, uruguayos, argentinos, dominicanos, peruanos, etc., generalmente solo se apoyan entre ellos (y aún eso esta por verse). Los latinoamericanos somos un rebaño disperso. Acéfalos y llenos de prejuicios. Somos débiles por culpa de nosotros mismos. Ni siquiera la FIFA ha podido cambiar eso.

Durmiendo con el enemigo
La mayor oposición que han tenido los recién llegados a este país viene de sus propios pares que ya llevan algunos años aquí y que se sienten “norteamericanos”.
Una reciente encuesta a 800 inmigrantes legales, conducida por Bendicen & Asociados de Miami, y patrocinada por New America Media, encontró que el 23 por ciento piensa que los inmigrantes indocumentados deberían ser deportados. En otra encuesta de Pew Research Center descubrió que los inmigrantes todavía tienen una disposición más positiva hacia la inmigración que el promedio del país; 52 por ciento de la población de Estados Unidos dijo que los inmigrantes les quitan los trabajos, viviendas y atención de salud, mientras que un 41 por ciento dijo que ellos fortalecen al país.
En todo caso, más allá del impacto económico, algunos inmigrantes acusan a las oleadas más recientes de no asimilarse apropiadamente.

Represión no es solución
Las comunidades latinas, inmigrantes o nacidas aquí, documentadas o indocumentadas, han sufrido bajo leyes implacables y medidas draconianas tomadas a partir del 11 de septiembre de 2001. De hecho, cada vez es mas difícil conseguir una VISA para ingresar al país.
El Senado de Georgia aprobó una Ley que impone restricciones en la prestación de servicios públicos o las posibilidades de empleo para inmigrantes indocumentados que viven en ese estado.
Miles de soldados estadounidenses miembros de la Guardia Nacional patrullarán perímetros fronterizos en los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y California. El Pentágono explicó que enfrentaría la operación como parte del ciclo de entrenamiento regular de las tropas norteamericanas, pero que tal uso de la Guardia Nacional sería temporal.
Dios quiera que entre los legisladores norteamericanos crezca la conciencia de que ellos tambien son hijos de emigrantes y por lo tanto lo que sus antepasados padecieron ahora lo están padeciendo los miles de inmigrantes que proceden de otros países.

¿Tú no hablas por mí?
Si vamos a exigir derechos, lo mínimo es que cumplamos con nuestras obligaciones en lo que refiere al idioma. Mal que mal, somos los recién llegados los que debemos adaptarnos al sistema y no al revés. Lo mínimo es hablar inglés.
Lo que se hizo al grabar el himno norteamericano en castellano fue un error. Una falta de respeto que, lo más probable, nos traerá más problemas que soluciones.
Los hispanos quienes han levantado el lema “Tu no hablas por mi” están en su derecho. Así es como funcionan las democracias civilizadas. En gran parte no comparto sus ideas. Creo que un hispano aunque hable inglés sigue siendo hispano y olvidarse de sus raíces es como olvidarse de quien le dio a luz. Sea como sea, aquí no hay ciudadanos de segunda clase. Pero si creo que somos nosotros los que debemos amoldarnos si queremos ser bien recibidos. Mal que mal, este país lo fundaron inmigrantes, pero que hablaban inglés. Ellos pusieron las reglas, y de ahí en adelante, lo que nos toca es seguirlas.

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