: : Se acaba el agua en el planeta


(Articulo, Oct. 2006)
Desde que Albert Einstein enunciase su ingeniosa frase: "No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero seguro que la Cuarta se hará con piedras y palos", una interminable lista de especialistas ha dado por segura la inevitabilidad de la catástrofe.En lo personal, no creo que ser alarmista solucione nada. De hecho, las soluciones que producen el sensacionalismo o alarmismo son generalmente caóticas, desordenadas, inoperantes, inservibles. En pocas palabras, no funcionan.

Una generación asustada
En los años ochenta, con Ronald Reagan a la cabeza, los medios de comunicación nos bombardeaban dando continuos repasos a los efectos devastadores de una guerra nuclear; se cuantificaban los arsenales balísticos soviéticos y americanos; se mostraban mapas del mundo con países agrupados en colores rojo y azul; se ofrecían hipótesis plausibles de cómo tensiones mal sofocadas en Alemania Oriental, Cuba o el estrecho de Bering podían degenerar en una guerra de exterminio total.
Hoy, si bien es cierto no se ha declarado un conflicto bélico global digno de ser llamado “Guerra Mundial”, el espectro a nivel mundial es de un desorden descomunal. El combustible principal de muchos de estos enfrentamientos parece estar alejado de las buenas intenciones de exportar democracia y libertad, y día a día se ven más próximos a peleas más bien banales por el control del petróleo.
En todo caso, no creo que la Tercera Guerra sea por culpa del petróleo, sino que por el control de otro recurso… el agua.

Más allá del petróleo
Con el crecimiento desmedido de la población mundial la demanda de agua dulce se esta elevando enormemente, de hecho una investigación sobre el estado del agua, publicada en 1998 por Naciones Unidas, reveló que del total de las fuentes hídricas a nivel mundial 90 por ciento es salobre, dos están congeladas en los polos, y sólo uno por ciento es potable.
Es un hecho que el calentamiento planetario alterará el ritmo natural de deshielo y avanzará la caída de las lluvias. La amenaza es "clara". En ciertas partes del mundo, como lo son Canadá y Perú, donde los glaciares se han reducido un 25 por ciento en las últimas tres décadas, la cosa es mas que seria.
El efecto invernadero tendrá "consecuencias significativas" en las regiones más dependientes del hielo y la nieve y, eventualmente, perturbará el suministro de agua. La nieve se acumulará menos en invierno y se fundirá antes en primavera, lo que obligará a revisar las infraestructuras de reserva de agua porque las presas no podrán contener el ciclo anual de nieve y lluvias.

La situación actual
El consumo de agua se ha triplicado debido al crecimiento de la población mundial, la expansión económica, urbanización descontrolada, sobreexplotación, contaminación, cambios climáticos y las decisiones erróneas, que han acarreado una dramática escasez del preciado líquido.
Un veinte por ciento de los habitantes del globo terráqueo, casi dos mil millones de personas, no tienen acceso a fuentes seguras, mientras que los expertos pronostican una demanda mayor al cuarenta por ciento. Dos tercios de la comunidad mundial viven en países con escasez de lluvia.
Un cincuenta por ciento de la humanidad se abastece de cuencas compartidas entre varias naciones que forman sistemas hídricos.

No se puede seguir esperando
Quienes creyeron que la época del saqueo de los recursos naturales, probable causa de guerras e invasiones, había pasado, se equivocaron. En todo caso, a diferencia de cómo sucede con el petróleo, con el agua hay cosas que podemos hacer en orden a protegerla.
La crisis que se aproxima puede ser controlada en parte si se formulan y aplican a la brevedad políticas y estrategias apropiadas. Sea que el agua se use para la agricultura, la industria o los servicios municipales, existen amplias posibilidades de conservación y de un mejor aprovechamiento. En las estrategias debe considerarse no sólo la forma de regular mejor el abastecimiento de agua sino también cómo regular mejor la demanda. Por ejemplo, los países ricos, principales emisores de gases nocivos, deberían asumir su responsabilidad en las tareas de prevención.

Todos podemos ayudar
Pero las personas que vivimos en este planeta no podemos esperar que solamente las instituciones hagan las cosas, sino que debemos tomar conciencia de que también formamos parte del problema. No podemos mirar al lado y hacer como si nada estuviera pasando, ya que como dice el refrán, gota a gota se forman los océanos y persona a persona se consiguen los cambios.
Aun hay mucho que hacer en orden a lograr un mundo mejor para nuestros hijos. No solo de comodidades materiales vive el hombre, sino que además formamos parte de un sistema que todos contribuimos a descontrolar. Es responsabilidad de todos contribuir ahora a estabilizarlo y evitar así que nuestros hijos vivan en mundo sin agua para beber.

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