: : Un día personal

A veces uno se despierta con ganas de seguir durmiendo. Como si la noche se hubiera ido en vela. Horror. Cuando eso pasa es mala cosa, ya que la mayoría de las personas estamos obligados por contratos de trabajos, nupciales y quien sabe de cuanto otro tipo haya por ahí. En mi caso las obligaciones normales de un hombre casado de más de cuarenta. Así es, de más de cuarenta.

Ayer me desperté con esas ganas de seguir durmiendo. El despertador sonó, entonces lo apagué con decisión y me di vuelta para seguir en brazos de Morfeo, el dios de los sueños. Morfeo, uno de los hijos mayores de Hipnos y la señora Nix. Mil hijos tuvieron ese par. Hipnos sí que no podía quedarse durmiendo aunque quisiera. Alimentar a mil mocosos debe ser cosa sería, aunque uno tenga sueldo de dios griego. ¿Cuánto habrá ganado un dios griego?

Zeus se molestó con Morfeo por contarles secretos a los mortales a través de los sueños y lo mató. Ese sí que debe haber sido un funeral grandioso. La viuda junto a Hipnos y su esposa Nix detrás del féretro, que era llevado en andas por sus novecientos noventa y nueve hermanos y hermanas. Más atrás les seguían las novecientas noventa y nueve esposas y esposos de los hermanos y hermanas de Morfeo. Mucha gente en el entierro ese, y eso que no he contado a los sobrinos y sobrinas y sus respectivas parejas, en el caso de los mayores. Sin duda un gran funeral.

Volviendo al tema, el asunto es que apagué el despertador y seguí durmiendo. Claro que como todo en la vida, la cosa no fue tan fácil. Uno no puede llegar y decidir quedarse en casa. Ningún jefe en su sano juicio, si existe persona tal, aguantaría que uno no llegue al trabajo a la hora pactada en el contrato, si es que media documento tal. Las obligaciones son para cumplirlas. Uno debe ser responsable. Así que de ahí en adelante, la cosa con Morfeo no funcionó mucho. No pude volver a conciliar el sueño a pesar de que era lo que quería.

Me senté en la cama y pensé. Entonces recordé que de acuerdo con el dichoso contrato, junto con mis obligaciones también se hablaba de ciertos beneficios. Días personales y de enfermedad. Brillante, ¿porqué no utilizar uno de esos días especialmente ofrecidos para mí? Días especiales para recuperarme de mis dolencias o para realizar trámites importantes que solo pueden ser hecho en horas de trabajo. Recuperar el sueño atrasado que se había acumulado es sin duda un tipo de dolencia y tal acción claramente entra en la clasificación de asunto personal, ya que mi sueño solo se puede recuperar por mí. No puedo ir a un notario a redactar un documento entregando este trabajo a otra persona. Un poder simple que le dicen. No señor, mi sueño lo recupero solito.

Puse el despertador para que sonara poco antes de las nueve para así llamar a la oficina y dejarles saber que no contarían con mi presencia ya que debía efectuar asuntos personales que nadie más podía hacer por mí y para mejorar aún más la escusa, le agregué que además me sentía mal, ya que alguien en la oficina me había contagiado de algún tipo de resfrio, no necesariamente relacionado con los cerdos, pero resfrío al fin y al cabo. Entonces, tranquilo con la maquinación, fije el despertador y me dí vuelta para seguir durmiendo.

Claro que tanto pensar me había alejado el sueño. Morfeo se había retirado del edificio. En su lugar, me había dejado solo en mi cama, con una habitación a media luz y el control remoto en el velador. Mi señora seguía durmiendo plácidamente. Claro que al final se despertó, ya que como no podía dormir hice lo que se hace en esos casos, me di vuelta en la cama mil veces hasta que la desperté. Entonces, juntos esperamos que sonara el despertador para llamar y avisar que no iría a trabajar porque tenía asuntos personales que atender. Hoy vine a trabajar como si nada, y lo peor es que tengo más sueño que ayer.

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