: : Elucubraciones aturdidas de viernes por la mañana

Los muchachos de la Nasa no se cansan de impresionarme con sus descubrimientos. Son geniales. Maravillosos. Pusieron a un hombre en la Luna y con eso fue suficiente. Con una vez basta dijeron y no lo volvieron a intentar más. Con eso le ganaron a los rusos y a los chinos. ¡Somos los mejores, los number one! dijeron y cambiaron de rumbo. Claro que para muchos fue sospechoso. Nadie se explica que no hayan seguido con sus lunáticas investigaciones, perdón, quise decir lunares investigaciones por varios años. Hicieron el video del alunizaje y pararon. Se acabó el interés. Hasta ahora.

― ¿Habrá agua en la Luna? Necesitamos saberlo ya, especialmente ahora que el agua en la tierra está empezando a escasear se dijeron.
― Imagínense la oportunidad de mercado – propuso en voz alta un científico de ojos azules y cabeza calva que estaba perdido detrás de unos monitores –, Zephyrhills no sería competencia ante una botellita reciclable de agua lunar. Lo mejor. La más refrescante. Y si viene del lado oscuro de la Luna podríamos cobrar el doble y usar la canción de Pink Floyd en los comerciales.

Supongo que así pudo haber sido o puede que no. Puede ser que haya existido otro diálogo en los laboratorios de Cabo Cañaveral. Razones menos comerciales y de dudosa talla. Razones banales. Oscuras. Desesperadas.

― Jefe, el gobierno federal nos acaba de avisar que nos van a quitar los fondos nuevamente.
― ¿Cómo? ¿De nuevo?
― Si Jefe. Dicen que ya nadie nos respeta y que nos hemos convertido en una mala inversión. Somos el hazme reír de la comunidad científica.
― Debemos hacer algo inmediatamente para recuperar el respeto mundial y garantizarnos los salarios por unos cuantos años más. Dijo el Jefe encolerizado.
― ¿Pero que se le ocurre jefecito?
― Bombardeemos la Luna.
― ¿La Luna?
― Como lo oye, la Luna. De esa manera matamos dos pájaros de un mismo tiro. Sea cual sea la reacción en el suelo lunar podemos decir que confirma nuestras teorías.
― ¿Cuáles teorías?
― No me interrumpa. Eso da lo mismo. Sería maravilloso y por el otro lado nos sacamos de encima a todos los locos que dicen que nunca llegamos a ella. Si la volamos, no tendremos necesidad de mandar a nadie para allá nunca más.
― Suena bonito Jefe, pero ¿usted cree que dará resultado?
― Por supuesto. Desde que inventamos el velcro y los microondas nos ganamos el respeto de todos. Podemos decir lo que queramos.

¿Habrá sido así? Eso nunca se sabrá. Las paredes de la Nasa están selladas a machote. Son impenetrables. Inexpugnables. Nada sale de ahí. El control es absoluto. Por mi parte son sólo teorías. Elucubraciones aturdidas de viernes por la mañana. Ya la neurona no da para más. El fin de semana está a las puertas. Falta poco para que oficialmente podamos descansar. Irnos a la casa a disfrutar en familia del Nobel que le acaban de dar a Obama. No por lo que significa, sino porque no estaba de acuerdo con que se lo dieran a Ingrid Betancourt. Creo que, en todo caso, Obama aún no ha cumplido con las expectativas de quienes lo elegimos. Hasta ahora su mayor logro ha sido sentar a un profesor afroamericano y a un policía blanco a tomar cerveza a la sombra de altos árboles en el patio de su alba casa de la capital. El premio se lo dieron sólo por las palabras bonitas, ya que de hechos hemos visto pocos. Buenas intenciones nada más. Los demócratas no han sido capaces de lograr lo que prometieron ya que los especialistas en lobby han demostrado ser realmente buenos en sus trabajos. Una maravilla. Se ve porque ganan lo que ganan. Mi madre nunca me dijo que me dedicara al lobby. Tal vez ahora viviría en Connecticut.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uff... menos mal que no estoy sola en esto de no creer la llegada del hombre a la luna... excelentes comentarios, los disfruté mucho...
Seguramente Obama no es el mas indicado para el premio nobel de la paz, al menos ... not yet... pero xq mesclaste esos dos temas?... como q se te fue el hilo... o no?
muy bien Pablo... te seguiré leyendo

Loreto M.