: : Las mariposas revueltas

Lo peor en tiempo de vacas flacas es esa sensación permanente de persecución. Ese dolor de estómago casi permanente que se viene encima cuando empiezan los recortes de personal. Mariposas revoloteando por dentro. ¿Seré yo el próximo Maestro? Quién sabe. Lo único seguro es que nadie tiene el puesto asegurado.

Es una pena que así sea. Una verdadera injusticia. En todo caso nadie ha dicho que la vida sea justa, ya que en verdad está lejos de serlo. Por el contrario. La vida es una madrastra cruel e incomprensiva. Indolente. Sicótica. Una vieja loca. Todo un personaje. Pero es lo que hay. No la podemos cambiar. Tenemos que acostumbrarnos a ella y seguir adelante.

A mí me gusta la vida. Soy un fanático de ella. No como para vivir la vida loca, ya esos tiempos pasaron. Pero sí para disfrutar los momentos que tengo. Así es, ya que la vida al final es un montón de momentos guardados en cajones y gavetas dentro de la memoria. Recuerdos. Eso es lo que nos queda. No tengo idea de lo que pueda haber al otro lado. Creo que hay más después de esta vida, no tengo idea de cómo será.

Lo de las vacas flacas me preocupa ya que se presta para abusos. En muchos sentidos es peor que lo de las vacas locas. En los tiempos malos no son pocos los que se aprovechan. Es el momento en que se hacen las grandes fortunas. Es una época beneficiosa para ciertas personas o grupos. No es por pensar mal, pero no puedo sacar de mi mente que estos apretones de cinturón son orquestados por esas mismas personas. Puede ser, porque no.

No hay mal que dure cien años decía mi madre, Que como sabrán era muy buena para eso de los refranes. Lo de las vacas flacas no puede ser eterno, ya por ahí deben venir las reses más rellenitas. Todas las cosas se dan en ciclos. Tienen un comienzo y un final. Se cierra un ciclo y partimos de inmediato con el otro. La mala suerte también debe ser cíclica. Así como vino debe irse por el mismo camino. Claro, ya que durante la época de las rumiantes esqueléticas todo parece salirnos mal. No es nuestra culpa, parece ser parte del ciclo. Van unidas. A la par.

Pero lo que es mala suerte para unos es buena suerte para otros, eso es innegable. Como lo del yin y del yang. Como lo del día y la noche. No puede existir uno sin el otro. Es como Batman y el Guasón. Mientras unos sufrimos el estrés propio del momento negativo, otros se abanican contentos por su buena fortuna. No les tiembla la mano a la hora de despedir a dos o a tres para repartir el trabajo entre los que quedan, a quienes de paso, les bajaron los sueldos. Así cualquiera hace dinero, a costa de la mala suerte de los otros. Pero así son los negocios. Como la vida. Crueles. A veces se gana y otras se pierde.

La sensación de persecución no se detiene con nada. Se acerca el viernes, el día de los despidos. En otros lados las vaquitas ya empiezan de a poco a engordar, por acá aún no pasa nada. ¿Qué les pasa a estas vacas raquíticas que no terminan de irse? Tal vez la desnutrición las tenga tontas. Se acerca otro tenso viernes. El trabajo nada que aumenta, la cosa esta lenta. Las mariposas en el estomago comienzan a revolotear con más fuerza a medida que pasan las horas y los días. Espero que esta vez el viernes llegue sin sorpresas desagradables y que a todos nos den una semana más de vida.

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