: : A ver si por el bolsillo entienden…

Los más románticos siempre hablan de un paseo en góndola en Venecia. Una maravilla. Caro, pero hermoso. Dicen que realmente vale la pena pagar por el privilegio. Sin duda una belleza. Pero la ciudad de los canales rodeada por las aguas del mar Adriático tiene serios problemas. Se está inundando. Las mareas altas entran como Pedro por su casa cubriéndolo todo. Terrible. En algunos años tendremos que sumergirnos para poder apreciar las bellezas arquitectónicas de la metrópoli aguada. Si lo vemos desde un punto de vista positivista, por lo menos no se les habrá acabado el negocio por completo. El problema en todo caso es que Venecia no es la única ciudad que enfrenta la posibilidad de ser tragada por las aguas, son muchas más y están por todos lados del planeta.

Un reciente informe entregado por World Wildlife Federation (WWF), dice que para el 2050, grandes ciudades portuarias verán complicadas sus situaciones debido a las subidas de las aguas producto del calentamiento global. Terrible pero cierto. Por supuesto que en general este tipo de noticias no espantan a las grandes corporaciones a quienes les da lo mismo, pero haber si esto les asusta, el problemilla en cuestión les podría terminar costando unos veintiocho trillones de dólares. Auch. Mucho, pero mucho dinero.

Las razones que algunas grandes potencias han manifestado para no suscribirse a tratados para controlar las emisiones de gases productores del calentamiento global han sido siempre económicas. Por eso, es que se están buscando maneras de hacer llegar los mensajes de manera que ellos los entiendan. Claramente lo que le pase a la población mundial no es de mayor preocupación para estas entidades, pero cuidado con tocarles el bolsillo.

En CNN pude leer esta mañana que si un huracán golpeara la ciudad portuaria de Nueva York, los costos para las aseguradoras podrían ascender a un trillón de dólares. Para la mitad del presente siglo, la misma situación podría costarles cinco veces más.

Todos sabemos que los gobiernos y las corporaciones mantienen sus propias agendas en las que las personas no tienen mayor importancia a menos que estemos consumiendo lo que sea que nos estén vendiendo. Somos números y nada más. A veces estamos graficados en verde, otras en rojo. Triste pero cierto. No somos más que eso. El dinero que se embuchan lo producimos nosotros. Fabricamos lo mismo que consumimos. Un círculo vicioso. Un cuento de nunca acabar. Si lo vemos desde ese prisma, deberíamos ser más importantes de lo que somos, ya que si no fuera por nosotros, ellos no serían nada. A ver si ahora que los estudios les tocan el bolsillo mostrándoles las pérdidas que podrían darse por culpa del calentamiento global, pueda ser que estas personas entiendan y hagan algo serio al respecto.

NOTA: Un trillón equivale siempre, en español (excepto a veces el de Puerto Rico y el de los EE. UU.), a 1018, esto es, un millón de billones. Sin embargo, no debe ser traducido al inglés por trillón (especialmente en EE. UU.), ya que allí este término se refiere a una cantidad distinta: 1012. En español nunca existe ambigüedad aunque con frecuencia se producen errores en traducciones poco cuidadosas de textos del inglés estadounidense. La traducción correcta al inglés estadounidense de trillón es quintillón. En sentido inverso, la traducción correcta del trillón estadounidense al español es billón, 1012.
Fuente: Wikipedia

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