: : La bodega del olvido

No sé qué sería de mí en esta ciudad sin aire acondicionado. Hace no mucho tiempo, el dueño de la propiedad en la que vivíamos no encontró nada mejor que venir con un alicate y nos dejó un día entero sin aire. Genial movida de ajedrecista avanzado. No le gustó cuando le dije que sabía que la casa se la había quitado el banco y me pidió gentilmente que saliera de ella. Cosas de la vida. Nos mudamos hace un mes y anoche lo vimos mostrándole la casa a un nuevo incauto. Pobre. Cuando se entere de que la casa no le pertenece al personaje radial se le va a caer el pelo. Veré como hago para ponerlo en aviso. Creo que eso es lo correcto.

Con esto de la crisis económica es cosa seria lo que está pasando y lo más triste es que no hay quien proteja a quien. Esta mañana leí que cuarenta y siete por ciento de los dueños de propiedades están pagando por sus viviendas más de lo que valen. Terrible. Algo realmente escalofriante. Una cosa atroz. ¿Qué pasó con los culpables de todo esta hecatombe? Nada se supo. No se habló más del tema. Quedó todo en el olvido.

No son pocos los temas que quedan en el olvido. Son demasiadas las cosas que se van dejando de lado sin tocar. Sin solucionar. Así como así las páginas se dan vuelta sin que las cosas se hayan mejorado. La impunidad camina por las calles de cualquier ciudad del país en total libertad. Se me olvidaba. Este es el país de la libertad. Aquí todos somos libres, especialmente los delincuentes de cuello y corbata.

El olvido se produce por despreocupación o a veces es inducido. Me consta que acá se gastan millones para colocar cosas en nuestras cabezas que nos hagan olvidar otras más importantes. Así es. Aquí nos adormecen con palabras bonitas o de vez en cuando una buena amenaza terrorista. Esas nunca fallan. El olvido inducido es de lo peor. El olvido es una tremenda bodega que no se llena nunca. Ahí se almacena de todo. Todos los días del año y a todas horas. Increíble. Es como un saco roto diría mi madre, que de paso no pasa un solo día en que no me acuerde de ella. Es bueno saber que no pasó al olvido. Pero lo de Wall Street sí. Eso se olvidó. Gracias a eso es que ahora hay un montón de vivarachos aprovechándose de las personas decentes. Arrendando casas que ya no les pertenecen y que el banco aún no se ha apropiado completamente de ellas. No hay suficiente personal para poder hacerse cargo de todas esas propiedades.

Como si fuera poco, después del tremendo embarque que nos mandamos muchos con eso de comprar casas gracias a que los bancos estaban prestando dinero sin hacer preguntas, no somos pocos lo que hemos visto nuestros créditos destruidos. Debo reconocerlo. Mi crédito no está bien. Ha sufrido unos embates tremendos. La economía me ha tratado mal. Pero volviendo a lo mío, como si fuera poco gracias al remezón en el mundo de los bienes raíces, aparecieron algunos desalmados malandrines quienes a punta de mentiras se han aprovechado de los más despistados ofreciéndoles soluciones a todos sus problemas. Nunca faltan estos personajes. Por suerte las autoridades han agarrado a un par. Dios quiera que la cosa no quede ahí no más y que los agarren a todos antes de que este vejamen también pase al olvido. Pero al mal tiempo buena cara ya que no hay mal que dure cien años. Ya debemos estar por ver la luz al final del túnel. La cosa tiene que mejorar.

Claro que tiene que mejorar. Hay que ser positivo en todo momento. Incluso cuando todo parece estar mal. Cuando la insensatez ha cerrado los oídos de ciertas personas. Cuando no se ve el horizonte por culpa de la tormenta. Aunque no lo veamos, el horizonte siempre está ahí. El arcoíris siempre nace después de la lluvia y el sol sale para todos. Son cosas que aunque a veces parecemos olvidar, de una forma u otra la vida se encarga de hacérnoslas recordar. De nada sirve llorar por la leche derramada, ya que eso es solo una pérdida de tiempo. En lugar de quedarse en el olvido es mejor luchar para que las cosas mejoren. El que busca siempre encuentra.

Pero qué horror. Cuando me senté a escribir esto tenía otra cosa en mente. Lamentablemente se me olvido lo que era. Tal vez no era importante. Puede haber sido otra trivialidad de esas que se me vienen a la cabeza. En una de esas es mejor que se me haya olvidado ya que a más de alguna persona le podría haber caído mal. No es mi intención molestar a nadie con lo que escribo. No lo hago con esa intención. Al menos no todo el tiempo. Hoy creo que no era esa mi intención. No estoy seguro, como les decía, se me olvidó sobre qué quería escribir.

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