: : La rama chiflada

Una rama cayó sobre un cable de electricidad y doscientas cuarenta y una familias amanecieron sin luz. Terrible. Por supuesto que mi familia fue una de ellas. Todo en la casa es eléctrico así que no hubo café. No hubo tostadas. La ducha estaba fría. El aire acondicionado no funcionaba. Horror. Qué manera de comenzar el día. La compañía de electricidad me llamó para informarme que no saben cuándo será solucionado el problema. Típico. Ellos siempre hacen lo que quieren. Sólo nos queda esperar.

Me pregunto a quién le corresponderá el control de las ramas de la ciudad. No es posible que una rama anarquista ande suelta. A la hoguera con ella. Conviértanla en mueble o en algo útil para la sociedad. Que se han imaginado estas ramas revolucionarias. Venir a dejar a tantas familias sin luz. Increíble. Que desfachatez. Que falta de respeto. Pago religiosamente mis impuestos, reciclo y no boto basura en la calle. Me considero un ciudadano modelo. El acto perturbado de esta rama no tiene perdón.

Increíble lo que una sola rama desquiciada puede conseguir. Algo así como la manzana podrida del barril que termina por descomponer a todas las otras. El efecto dominó. Espero que no le den mucha cobertura en las noticias locales a esta rama loca. Con eso sólo se logra estimular a otras ramas desequilibradas para imitar el errático y antisocial comportamiento.

Al final, la culpa de todo es siempre de los medios de comunicación. Del cuarto poder. De algunos periodistas que sirven a las ocultas agendas de grupos de poder. Eso es lo que pasa. Así es como son las cosas. Solamente se necesita una rama desadaptada y de la cobertura mediática adecuada para que otras ramas anarquistas salgan de sus guaridas a derribar cables eléctricos como locas.

Increíble lo eterno que es el viaje desde la casa al trabajo sin una tacita de café con leche dentro. Terrible. Una tortura. La rama chiflada debe pagar por su canallesco acto. Quiero pararme frente a ella y decirle todo lo que se me venga a la cabeza. Insultarla por su acto desmedido y descontrolado. Quisiera desquitarme metiéndola en una de esas máquinas que las hacen astillas. Lentamente. Pero no. La verdad es que si me ponen delante de la rama en cuestión probablemente sentiré pena por ella. Dudo que esté feliz lejos de su árbol. Pagará por su acto sin necesidad de que yo mueva un dedo. Estar lejos de su árbol le pasará la cuenta. La pobre rama morirá lentamente.

De todas maneras pienso que alguien debería poner más atención a estas ramas que se caen de sus árboles. Las hay por todas partes. Esperando el momento preciso para caer. No deberían las ramas estar cerca de los cables eléctricos. No deberían existir los monopolios energéticos. Tantas cosas que deberían cambiar se me vienen a la cabeza en estos momentos. Debe ser porque no me tomé mi café con tostadas en la mañana. Debe ser porque hoy es jueves. Los jueves son como los lunes o los martes. Los miércoles son distintos no sé porque. Hay algo en los miércoles que los hace especial. El mejor día es el viernes. Mañana es viernes. Que pague la rama loca por su acto criminal. Quiero café con leche. Increíble cómo me tiene esa rama demente, al borde de un colapso. Pero finalmente la mañana me sonríe. Una preocupación menos. Me acaban de avisar que en mi casa ya volvió la luz.

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